A Luis del Rivero aún se le recuerda por aquellos tiempos en los que acudía en posición lewinskiana como empresario ante (ahora) el comisario chino, y entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Momentos gloriosos de Sacyr Vallehermoso, cuando todo parecía que todo iba bien, hasta que todo fue mal. Pero lo llamativo es que semejante personaje -Del Rivero, aunque el otro también- ahora anda ejerciendo de mediador entre ‘fontaneros’ del PSOE y fiscales anticorrupción.
Al tipo, al menos, hay que reconocerle ir con la verdad por delante en este tema, no negando la mayor y reconociendo que le ha hecho favores en sentidos similares al PP y a Vox. ¡Ya cantamos bingo!
Y es que, de un tiempo a esta parte, Del Rivero anda muy pegadito a los avatares del área de negocio -como dicen los malpensados conocedores de la Intereconomía que fue suya- del moroso Julio Ariza y sus alevines, que se han montado un negocio fetén entre partido, medios de comunicación y escuela de negocios, donde ejerce el susodicho como profesor.
Decíamos días atrás, que no encontrarán la menor declaración, en la progresía mediática, sobre el papel de cierto periodista, ejerciendo de mediador cloaquero ante otro fiscal anticorrupción. Tampoco la encontrarán sobre el papel de Del Rivero mediando con los sicarios de Ferraz, por parte de la tribu de Ariza. Uno de los nuestros, ya saben. Tal vez así, con esas mediaciones y ciertas colaboraciones, se comprenda por qué algunos, años después, siguen pontificando entre chuletón y chuletón y entrando por ciertas puertas de los Juzgados, por las que sólo entran los jueces y los que van por temas familiares del presidente.
Algún día, quizá, Santa Teresita de Lisieux nos ilumine. Habrá que darse cuenta de que lo que hay es lo peor, error, lo peor está por llegar…
Amén, hermanos.
