Pedro Sánchez, el pasado domingo, volvió a recurrir al comodín del cambio climático como responsable de cualquier desgracia, en este caso de los incendios que asolan el oeste español. De igual modo, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, sentenció que estos eventos aislados vienen de la mano del cambio climático, reforzando la idea del presidente de que tenemos que apostar por algo tan importante como un Pacto de Estado ante la emergencia climática. No se quedó atrás Óscar López, quien afirmó que España vive una situación de emergencia agravada por el cambio climático y que, quien lo niegue, no entiende el riesgo en que incurre. “El negacionismo es peligroso”, sentenció. Y ya remató el perejil de todas las salsas, María Jesús Montero, advirtiendo de que hay que estar muy atentos a lo que está implicando el cambio climático.
Conviene subrayar que, desde el pasado 1 de junio, van 33 personas detenidas y 92 investigadas por el origen de los incendios, y que el 96% de los mismos son provocados por la mano del hombre. Por lo tanto, no hay duda de que el maldito cambio climático debe de producir inclinaciones incendiarias en la ciudadanía, aunque uno de los detenidos fuera un voluntario de Petín -puesto a disposición judicial-, que se limitó a construir un cortafuegos, ante la situación de abandono total en la que se encontraban sus vecinos.
También debe de ser consecuencia del cambio climático, que Sánchez haya reducido a la mitad el gasto en prevención de incendios desde 2018, o que el gobierno de Fernández Mañueco, al igual que el de Moreno Bonilla, no hayan ejecutado ni el 50% del presupuesto destinado a prevención de incendios a 31 de julio de un año que, dadas las abundantes lluvias primaverales, se preveía de alto riesgo. Asimismo, también debe de ser el cambio climático el responsable de las leyes que prohíben la limpieza de nuestros montes, o del absurdo que supone mantener inoperativos los ocho helicópteros rusos KAMOV que, siendo capaces de lanzar 5.000 litros en segundos, constituyen la mejor arma conocida contra incendios, pero que están fuera de servicio por el cumplimiento de las sanciones que la UE ha impuesto a Rusia.
Mientras España no deja de arder y el cambio climático es el chivo expiatorio -los cristianos en la Roma de Nerón-, asistimos estupefactos al espectáculo de unos políticos enardecidos que se lanzan acusaciones y reproches para polarizar, aún más si cabe, una sociedad a la que imponen los dogmas de la nueva religión climática. Si para ello es necesario sacar en TVE a José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha, para explicar que el calor de agosto, ya no es lo que era y que los 40 grados suponen un calor nuevo, se le saca. Suponemos que el señor Moreno guarda un gran recuerdo de aquellas nevadas veraniegas en las playas de Alicante.
Tampoco deja de ser sorprendente que sigamos en situación 2 de emergencia y que tanto los máximos responsables de los gobiernos de la izquierda y la derecha, consideren innecesario aplicar en su máxima extensión la Ley de los estados de alarma, excepción y sitio, que permitiría afrontar con mayor garantía, la tragedia de los terrenos calcinados por el interés económico de un futuro de energías renovables.
No hay duda de que cada hectárea calcinada abre también un negocio futuro: ya sea en forma de parques solares, eólicos o recalificaciones que nunca llegan a investigarse con rigor. Sigan el rastro del dinero y no se van a enterar de nada…
Ahora llega la hora de la reflexión, jodido para algunos unineuronales de los 400.000 políticos que nos gobiernan en todas las instancias.
El Régimen socialista del año 78 continúa con una política errática, acompañada por todos los comparsas y que nos lleva a garantizar que nada se hará, como nada se ha hecho, y, los afectados que se busquen la vida, que esto no es cosa de los políticos ni de sus jets privados.
En las zonas más altas de Paiporta hay cañizos, los animalistas, ecologistas y todos los istas habían prohibido su limpieza, como la de los cauces de ríos, las de los cortafuegos.. sin ovejas que pasten, sin vacas que mecer y sin árboles que nos den sombra y vida, nos queda soñar en esas gafas de realidad inventada para que nos sintamos mejor, rodeados de mentiras que parecen de verdad. Hoy, en mi amada Asturias, los zancañerus lloran al ver los praus destrozados, quemados de olvido y rencor, además de pingües beneficios para los que con el fuego y la destrucción quieren hacernos un mundo más verde, será el de Heineken, ¿se escribe así?, pues eso, a pensar en verde… o en el Lechero…
Seguiremos Infopinando…
pedro de aparicio y pérez de Lucentis
