Una tribuna histórica sobre el terrorismo en el tardofranquismo y los fusilamientos de terroristas vinculados al FRAP y a ETA ha desatado una intensa polémica… por el dibujo que la ilustraba.
El grupo falangista FE-JONS anunció en días pasados, a través de un comunicado, que emprenderá acciones legales contra el diario ‘El Mundo’ y su dibujante, Raúl Arias, por una composición que, según dicha formación, “denigra nuestros símbolos”.
Se trata de una composición realizada por Arias, para ilustrar una tribuna de la investigadora de la Universidad de Birmingham Mireya Toribio, en la que disecciona el terrorismo en el tramo final del franquismo, así como la reacción del régimen con el fusilamiento de tres terroristas adscritos a los grupos FRAP y ETA.
El dibujo de la polémica incluía el yugo y las flechas, con las siglas JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalistas), emblema inicial de dicha organización, adoptado posteriormente como símbolo por Falange Española tras su fusión en 1934, en el que aparece enroscada la serpiente utilizada como distintivo por la organización terrorista ETA. Todo ello bajo la denominación “Simbiosis terrorista”.
Esta amalgama ha llevado a que FE-JONS acuse al dibujante y al periódico que dirige Joaquín Manso, de haber manipulado para “asociar nuestro movimiento con la actividad cobarde y repugnante del terrorismo separatista”. “Se hace de forma explícita mediante el texto ‘Simbiosis terrorista’ y se hace a nivel visual mediante la asociación de nuestros símbolos, con la serpiente de la banda terrorista ETA”.
Para los denunciantes, se trata de una “insidia contra tantos falangistas y patriotas españoles que, cara a cara frente al terrorismo vasco, dieron incluso la propia vida por España y por sus ideales”.
Un contenido ‘políticamente incorrecto’
Lo curioso de este asunto es que el artículo de Toribio, se salía de la línea habitual de corrección política, impulsada además -por intereses políticos y personales- desde cierta izquierda. Y es que, como resaltaba la investigadora, “cincuenta años después de los hechos los dos integrantes de ETA y los tres del FRAP, son presentados públicamente como luchadores por la libertad y la democracia”.
Una realidad distorsionada, ya que “el FRAP asesinó a seis personas. ETA acabó con 853 vidas. Estas siglas nunca fueron antifranquistas ni democráticas, sino que se trató de grupos que habían optado por el terrorismo y que aspiraban a sustituir una dictadura por otra: estalinista, en el caso del FRAP, etnosocialista/racista en el de ETA”.
“Ni ETA ni el FRAP fueron representativos de la inmensa mayoría de los antifranquistas, que jamás recurrieron a la violencia”, sentenciaba Toribio. Y, como decía Antoñete: ‘Si es manso, al corral’.
Seguiremos Informando…
