El 30 de octubre de 2024, el Congreso de los Diputados mantuvo su actividad parlamentaria a pesar del luto nacional por la DANA. Ese día, la Cámara votó y convalidó el decreto para la reforma de RTVE, sin aplazar el pleno ni modificar la agenda. Sin embargo, hoy, el Grupo Socialista pide que el Congreso no celebre el Pleno del 11 de septiembre, con el objetivo de respetar la Diada, la fiesta autonómica de Cataluña.
Al día siguiente de la DANA, la reforma de RTVE salió adelante gracias a los 175 votos de PSOE, Sumar, PNV, Bildu, ERC y Junts. El BNG se opuso, mientras que PP y VOX se ausentaron por la tragedia, tras pedir infructuosamente la suspensión de la sesión.
Pero este 26 de agosto, la historia es completamente distinta. El portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, ha pedido a la Diputación Permanente, órgano que asume las funciones del pleno cuando está fuera del periodo de sesiones, que el Congreso suspenda su actividad por la fiesta catalana. El argumento es el “respeto institucional” hacia una celebración autonómica, aunque no se trate de una jornada de carácter oficial en el calendario del Congreso.
La decisión de trabajar en plena tragedia nacional, pero paralizar la actividad parlamentaria por una festividad regional, alimenta la sensación de un doble rasero político. Este contraste genera malestar en parte de la ciudadanía y de la oposición, que ven en este gesto una forma de agravio comparativo que privilegia intereses territoriales frente al dolor colectivo. Una vez más, la coherencia institucional queda en entredicho.
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