Wallapop, junto a la agencia creativa &Rosàs, acaba de lanzar su campaña “Esa no soy yo”, en la que en clave de humor, habla de una realidad universal: a lo largo de la vida, algunos objetos dejan de tener lugar en nuestro presente, ocupando espacio y perdiendo sentido. Inspiradora, entrañable, recurre a la memoria musical para unir generaciones en torno a un mensaje, reivindicando así el papel de la música en las campañas de marketing.
“Queremos contar historias que reflejen situaciones reales, momentos en los que las personas deciden dejar atrás lo que ya no encaja con ellas para dar paso a nuevas etapas. Con esta campaña, Wallapop se posiciona como un aliado que acompaña de forma natural en ese proceso, desde una mirada cercana y cotidiana, porque Wallapop está creada por y para todos”, explica Edurne de Oteiza, directora de Marketing en funciones de la compañía.
Desde PRNoticias hablamos con Edurne para conocer más sobre esta campaña que rescata el alma de una canción de 1971 que busca convertirse en un puente entre generaciones, conectando con la emoción y el humor para reforzar el vínculo entre las personas y la marca. A continuación, conversamos con ella sobre la inspiración detrás de “Esa no soy yo”, el papel de la música en la construcción de identidad de marca y los retos de comunicar desde la autenticidad.
¿Qué se busca transmitir al elegir esta canción de Mari Trini como eje narrativo?
Decidimos versionar ‘Yo no soy esa’ de Mari Trini porque encajaba perfectamente con el mensaje de la campaña y, además, nos permitía reforzarlo. La canción crea un contraste muy interesante entre escenas con tono humorístico y una melodía elegante y nostálgica, al tiempo que mantiene un fuerte vínculo con el claim que cierra la campaña: ‘Solo se vive muchas veces’.
¿Cómo contribuye esta reinterpretación a conectar con públicos de distintas generaciones, desde quienes conocen la versión original hasta quienes la descubren por primera vez?
La reinterpretación de ‘Yo no soy esa’ funciona como un verdadero puente generacional. Para quienes conocieron la versión original, despierta la memoria y la emoción de un himno de libertad en su contexto histórico. Y para las nuevas generaciones, la actualización del mensaje resignifica la canción en clave de empoderamiento, diversidad y autodefinición. De esta forma, rescatamos una pieza icónica que conecta emocionalmente con públicos muy distintos: desde quienes la recuerdan hasta quienes la descubren y la hacen suya con un nuevo significado.
¿Qué papel juega la carga cultural y emocional de un tema como “Yo no soy esa” en la construcción de afinidad con los valores de Wallapop?
La carga cultural y emocional de ‘Yo no soy esa’ aporta mucho más que música: fue una declaración de independencia frente a los moldes sociales de su época. Ese espíritu conecta directamente con los valores de Wallapop, porque también hablamos de cuestionar lo establecido y de dejar atrás lo que ya no nos representa. Al vender en Wallapop, no sólo liberamos espacio físico, también simbólico y emocional: nos desprendemos de aquello que ya no encaja con nuestro yo actual para abrir la puerta a nuevas experiencias y nuevas vidas.
En términos de memorabilidad publicitaria, ¿qué aporta la música frente a otros recursos narrativos? ¿Cuál es el valor añadido?
La música aporta algo único en términos de memorabilidad. Desde el primer momento capta la atención y genera una intensidad emocional que otros recursos narrativos no siempre consiguen. Si además es un clásico y pegadizo, como en este caso, refuerza la conexión y la permanencia en la memoria, asociando de forma directa la canción con la marca. El valor añadido es que no solo entiendes el mensaje de la campaña, sino que lo sientes, empatizas con él y lo recuerdas mucho más fácilmente.










