En la Tierra a lunes, diciembre 1, 2025

SEGÚN UN ESTUDIO DE LOS CIENTÍFICOS DE LA UNIVERSIDAD FRANCISCO DE VITORIA

Así actúa el miedo: afecta de forma distinta según el género

“EL MIEDO ES UNA EMOCIÓN ESENCIAL PARA SOBREVIVIR, PERO CUANDO SE QUEDA ‘ENCENDIDO’ SE CONVIERTE EN UNA TRAMPA MENTAL”

Investigadores de la UFV señalan factores hormonales, microbianos y genéticos que podrían explicar por qué algunas personas superan una experiencia traumática y otras desarrollan un trastorno por estrés postraumático. Los resultados se han publicado en la revista Translational Psychiatry.

¿Por qué algunas personas superan un trauma mientras que otras quedan atrapadas en un ciclo de miedo constante? Un equipo de científicos de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha desvelado una respuesta. En un estudio pionero, han identificado tres factores biológicos clave que determinan nuestra respuesta al miedo: las hormonas del estrés, la microbiota intestinal y una huella genética en el cerebro.

El hallazgo, publicado en la revista Translational Psychiatry, no solo explica la persistencia del miedo, sino que también abre nuevas vías para tratamientos más efectivos y personalizados para el trastorno por estrés postraumático (TEPT).

“El miedo es una emoción esencial para sobrevivir, pero cuando se queda ‘encendido’ se convierte en una trampa mental”, explica Fernando Berrendero, neurocientífico de la UFV e investigador principal del estudio. Millones de personas en todo el mundo sufren de trastornos de ansiedad, y en el caso del TEPT, el cuerpo revive la amenaza una y otra vez, como si el peligro nunca hubiera pasado.

El sexo biológico marca la diferencia

Para entender esta “trampa del miedo”, los investigadores utilizaron un modelo experimental con ratones. Observaron que algunos animales lograban superar su respuesta de miedo (resilientes), mientras que otros seguían reaccionando como si la amenaza continuara (susceptibles).

El estudio reveló una diferencia crucial entre machos y hembras: una mayor proporción de hembras fueron clasificadas como susceptibles al miedo persistente. Este hallazgo subraya la necesidad de incluir la variable del sexo biológico en futuras investigaciones, un factor que durante décadas ha sido ignorado.

“Estos resultados refuerzan la necesidad de incluir la variable sexo en los estudios preclínicos. Durante décadas, los modelos en neurociencia se han basado casi exclusivamente en machos, lo que limita nuestra comprensión de diferencias biológicas clave”, destaca Berrendero.

Hormonas, genes y bacterias: tres vías hacia la sanación

El equipo identificó que los animales susceptibles presentaban una sobreactivación del eje hormonal del estrés, un sistema incapaz de “apagar la alarma” del miedo. En contraste, los ratones resilientes mostraban una microbiota intestinal más diversa y rica en bacterias antiinflamatorias, demostrando que la relación entre la flora intestinal y las emociones es más fuerte de lo que se pensaba.

Finalmente, el análisis genético reveló 31 genes con actividad alterada en la amígdala cerebral, la región que procesa el miedo. De estos, 14 están directamente relacionados con trastornos como la ansiedad y el estrés postraumático, lo que podría servir como un biomarcador de vulnerabilidad para el futuro.

Financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, este proyecto representa un paso crucial hacia el desarrollo de tratamientos más precisos y personalizados para el TEPT.

Aunque la investigación se llevó a cabo en ratones, los resultados abren un camino prometedor. “El miedo es universal, pero la manera en que lo procesamos y superamos depende de factores biológicos que apenas estamos empezando a conocer”, concluye Berrendero. “Entender esa variabilidad es esencial para avanzar hacia tratamientos más eficaces y personalizados”.

Seguiremos Informando…

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