La Fundación Alba Torres Carrera inicia una nueva etapa bajo la presidencia de Alejandra Alonso, una figura estrechamente vinculada a la entidad desde sus orígenes y que ahora asume el reto de guiar su futuro. Tras dos décadas de trayectoria, con más de 3.000 niños apoyados y proyectos desarrollados junto a entidades de referencia como Aldeas Infantiles, Cruz Roja u Open Arms, la organización reafirma su compromiso con la infancia y la juventud vulnerable.
En esta entrevista, la nueva presidenta desgrana las líneas estratégicas que marcarán su mandato: el impulso del movimiento #Beland como plataforma global, el fortalecimiento de alianzas con empresas y entidades sociales, y la creación de proyectos locales capaces de generar un impacto real en las próximas generaciones. Además, reflexiona sobre la importancia de la comunicación responsable en tiempos de polarización, el papel de la sostenibilidad y los criterios ESG en la acción social, y la necesidad de inspirar a la sociedad con relatos que promuevan inclusión, solidaridad y respeto.
¿Qué significa para ti asumir la presidencia de la Fundación Alba Torres Carrera y cuál es el principal reto que te has marcado al inicio de este mandato?
Asumir la presidencia es un honor y una enorme responsabilidad para mí. Quiero agradecer a Xurxo Torres y Paula Carrera, sus patronos fundadores, la confianza que depositan en mí para asumir este nuevo reto. Llevo vinculada a la Fundación prácticamente desde su nacimiento, por lo que este paso supone también un compromiso personal con su historia y con su futuro. El gran reto sigue siendo trabajar para mejorar el entorno en el operamos. Y, de manera más inmediata, consolidar el movimiento #Beland, con el pretendemos colocar la convivencia y el respeto en el centro de la conversación social.
La Fundación tiene un marcado compromiso con los más jóvenes. ¿De qué manera se puede seguir innovando en este cruce entre formación, educación y sensibilización social?
En estos 20 años hemos apoyado a más de 3.000 niños con 15 proyectos propios y colaborando con más de 20 entidades sociales. Nuestro compromiso con la infancia y la juventud se ha traducido en becas, comedores escolares, actividades culturales y apoyo en emergencias junto a ONG como Aldeas Infantiles, Cruz Roja u Open Arms. La comunicación nos ayuda a que todo ese esfuerzo no se quede solo en la ayuda directa, sino que genere también conciencia colectiva. Innovar en este cruce de caminos significa diseñar proyectos educativos que, además de transformar vidas, inspiren a la sociedad con relatos que promuevan inclusión, solidaridad y respeto. Ese es el futuro por el que trabajamos.
¿Cuáles son las líneas estratégicas que quiere impulsar en esta nueva etapa y qué áreas consideras prioritarias para crecer como fundación?
Nuestro foco está en tres ejes: el movimiento #Beland como plataforma global, la colaboración con entidades que trabajan con infancia y juventud vulnerable, y la creación de proyectos locales que generen impacto real en las próximas generaciones. Queremos crecer en alianzas, en capacidad de sensibilización y en el desarrollo de iniciativas que unan comunicación responsable y compromiso social.
¿Qué papel debe tener una fundación como esta en la sensibilización social y en la generación de conversación pública?
Debemos ser un motor de acción social. No se trata solo de evidenciar problemas, sino de proponer soluciones y alternativas. En un contexto marcado por la polarización el diálogo sosegado, respetuoso y basado en hechos y datos es una necesidad imperiosa. Precisamente eso es lo que promovemos con el movimiento #Beland: una invitación a abrir espacios de escucha, respeto y cooperación. La Fundación tiene que ser fiel a la memoria de Alba Torres Carrera y al futuro que sus padres habrían querido ver para ella. Somos razón y corazón.
La comunicación responsable está cada vez más vinculada a la sostenibilidad y a los criterios ESG. ¿Cómo encaja esta perspectiva en la misión de la Fundación? ¿Cómo crees que debe comunicarse una fundación para ser percibida como transparente, cercana y relevante?
La sostenibilidad y los criterios ESG forman parte de nuestra manera de entender la comunicación y la gestión desde hace años. En nuestro caso, hablamos de una tribu: una organización que solo tiene sentido si contribuye al bienestar de las personas, al cuidado del planeta y a un buen gobierno responsable. La Fundación Alba Torres Carrera es la expresión más clara de ese compromiso, apoyando a la infancia y la juventud en riesgo de exclusión. Una fundación debe comunicar desde el rigor con transparencia y cercanía. Compartimos nuestros resultados y nuestros balances, pero -sobre todo- ponemos en valor los aprendizajes y las experiencias que recogemos durante el proceso. En nuestro relato, cada acción ESG es una historia que nace del compromiso colectivo y que busca inspirar a la sociedad a avanzar hacia un futuro más justo y sostenible.
¿Qué importancia le das a la colaboración con empresas, administraciones públicas y otros actores sociales para impulsar los proyectos de la Fundación?
La colaboración es clave. Ninguna fundación puede crecer ni generar verdadero impacto de manera aislada. Para nosotros es fundamental tejer alianzas con empresas, instituciones públicas y entidades sociales que compartan nuestra visión. Solo así podremos multiplicar el alcance de nuestras acciones y llegar a más personas, especialmente a la infancia y la juventud en situación de vulnerabilidad.
La comunicación es una herramienta esencial ahora mismo. ¿Qué enfoque buscas darle a la estrategia comunicativa de la Fundación Alba Torres Carrera para conectar mejor con la sociedad?
Queremos una comunicación coherente con lo que somos: cercana, transparente, capaz de transmitir valores de vida a las nuevas generaciones. La Fundación debe ser altavoz de causas relevantes y, al mismo tiempo, un puente con la sociedad para generar reflexión y debate siempre en términos constructivos.
Seguiremos Comunicando…
