La cuestión está sobre la mesa y en el Ministerio del ínclito José Manuel Albares y la Delaviuda (el talento no se hereda, ni aunque esté en gananciales) son bien conscientes de lo que se cuece con Venezuela y sus derivadas a España, que convergen en un mismo nombre: José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo que comenzó como un “hecho aislado” con el histórico socialista Raúl Morodo se ha ido destapando como una trama de intereses en la que el expresidente del Gobierno parece haberse movido con suma comodidad. Juez y parte a favor de la Administración Maduro, las vinculaciones de Zapatero con Caracas y el madurismo amenazan ahora -otra más- la estabilidad del Gobierno Sánchez y, sobre todo, la de una serie de mamandurricos que, por precio, se han arrimado al expresidente y le han proporcionado cobertura. Incluso desde la derechona mediática.
Esas gentes son las mismas que ahora intentan hacer otro encaje de bolillos -son expertos en el asunto, pero tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe-, aparentando que no están, pero estando. Dicho de otro modo: dejarán caer a Zapatero si cae y, de paso, van diciendo que sueltan lastre cuando está por ver si eso es verdad. Demasiado dinero, intereses y poder en juego. ¿Quién le enviaba siempre, dime quién era, un ramito de flores a la Fernández de la Vogue? Pues eso.
La posibilidad de que el FBI o el Departamento de Justicia de EE.UU. lancen una orden de búsqueda y captura contra Zapatero es una posibilidad que algunos, dentro y fuera del Gobierno español, contemplan como posible a la vista de cómo están derrotando los acontecimientos.
Las quinielas dan por hecho que el Ejecutivo de Sánchez -en realidad, del propio Zapatero, que tanto empeño puso en que saliera adelante- no haría efectiva una orden de esas características a costa de su mermada credibilidad internacional. Pero sí se da por hecho que pondría al expresidente del Gobierno en una situación comprometida que le cerraría buena parte de sus gestiones internacionales, visitas a Carles Puigdemont (para lo que has quedado…) incluidas.
Por lo pronto, y según los medios (la ‘fachosfera’, donde ya está hasta el bueno de Pedrojota), el sujeto ya ha salido huyendo de su casoplón a espaldas del CNI para refugiarse en un chalet por un módico precio que no está disponible a los comunes mortales), donde Fernando Grande Marlaska, ese Fouché sanchista de pacotilla que le hacía la pelota a la hermana de Rajoy, le tiene bien rodeado de guardias civiles. Y no, precisamente, para evitarle una posible huida, sino para que el sujeto se sienta cómodo.
Veremos en qué para esto y si nos reímos apostando por si algunos sacarán al susodicho en portada, llegado el caso, o lo ocultarán como hicieron con todas las críticas en las últimas elecciones venezolanas.
El Topo desde Caracas…
