En la época de Sara Montiel y sus coetáneas, la clínica del doctor equis, era la que hacía todas las operaciones a los conocidos y reconocidos de la tele… El mundo del famoseo se acercaba al bisturí de los grandes médicos estéticos y se apuntaba a la moda, que en aquel momento decidieron los cánones establecidos. Hemos pasado de todas y todos con morros de pato, a todas y todos con bolsas detrás de las orejas, para guardarse los pollos, como es el caso de Matamoros… Ahora, todas con cara de me asomo a la ventana mientras me dan un recado en la retaguardia, después con la cara que la dejaron a la Campos, da igual cuál de las tres, porque cada una daría para un tratado, y si no que lo cuente la señora de la colina -segunda por la cola-, que asistió en jarras a todos los eventos y encuentros…
Hace unas semanas, a la vuelta de vacaciones, y deseando volver a disfrutar con El Diario de Jorge Javier, me encontré con un nuevo presentador… A lo Boris, pegué un respingo lateral semi informal y dije: ‘Ay, chocho que me maten, este no es mi Jorge, ni mi Javier’… ¿Qué te han hecho mi adorado George de la Jungla de botox, hialurónicos, tensores de oro, plata y bronce… retoques, hachazos en el pescuezo, recolocación, ojos redondos como ojetes, labios con carne de silicona de fregadero de las que pican… pequeñas cicatrices, nada comparables a las del corazón, que ese es el que sufre, ¿verdad Georgino?
Hablé con mis compañeros, les comenté que debían hacer algo para tranquilizar a las Charos, entre las que me encuentro ocasionalmente, para que entendiesen que era el mismo Jorge que se había marchado de vacaciones, que no era George… ¡Qué confusiones más absurdas!
Al pronto, Jorge o George o Georgino o Georgiano o Gregoriano… porque lo cierto es que puede pasar por cualquier personaje, estamento, actitud, momento, lugar, universo, ecuación, teorema… ¿Tiene lado bueno? ¿Perfil deseable o más deseable, como en el caso de Julio Iglesias? No lo entiendo, no me entero y voy a tener que volver al psiquiatra porque esto es muy grande, eso me ha superado y aquello me dejó medio tonto…
Que pase Julieta, que viene a decirle a su marido que tiene en el trastero, desde hace treinta años, una colección de marfíl que le quiere mostrar. El Mandarino de turno, entra en el espacio destinado a tal fin, saluda al tercer Jorge Javier que ha visto hoy -primero al de hola que se bajaba de la carroza, luego en la sala de maquillaje y reconstrucción de seres y al final el resultado en el plató-
Me marcho a la isla de los inútiles, que es un formato que me apetece hacer con los de Mediaset. En la que en una isla se llena de herramientas tipo matemáticas, reflexiones, filosofía -qué te comas el pollo o me comes la… contamientos de culturas y risas…- ¿Dónde está Aranjuez?, en Madrid, Sevilla o Alemania… ya se sabe el nivel de Maribel y de sus compañeros de promoción intelectual. Llegan a contar hasta diez a los quince años… ¡Anda como los reyes!
Y desde un dron a quinientos metros de altura sobre la cúpula de los Simpson, lanzamos a George al verdadero estrellato, al del niño que siempre fue, siempre será y siempre, siempre y todos los españoles, mejor para que todo mejor, peor -ah, no que esta es de Mariano– .
Jorge, guapo, adelante.
Qué labios, qué tensores, que extensores que bucinadores, que vómer, que unguis, que orejas que pabellones deportivos, que dientes de anacardo, no es así, es anacarado… ¡Ah, pues paso!
¡Adiós George!
Jean-Hippolyte Gondre.










