El Ministerio de Sanidad se enfrenta a una tormenta perfecta: una nueva huelga médica y la amenaza de aprobar en soledad la Ley del Estatuto Marco, la reforma de las condiciones laborales sanitarias que llevaba veinte años estancada.
La ministra Mónica García ha visto cómo su plan, que pretendía modernizar el sistema sanitario, ha generado un frente de oposición casi unánime. No solo las comunidades gobernadas por el PP critican el texto, sino que los propios sanitarios han escalado la protesta, culminando este viernes con la segunda huelga de médicos en solo tres meses.
“No es solo el Estatuto Marco, es todo: los médicos están quemados”, ha resumido el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Tomás Cobo, al respaldar el paro.
Aunque el proyecto de ley es la “razón visible”, la verdadera causa es el hartazgo, la desesperanza y el malestar acumulado por las precarias condiciones laborales. El descontento es tal que, por primera vez, las enfermeras se unieron a las protestas esta semana a las puertas del Ministerio, denunciando que el último borrador mantiene la “precariedad laboral”.
La ministra, sin embargo, ha prometido no ceder: “No lo vamos a meter en un cajón ni tirar por tierra el trabajo de tres años. Tiene que pasar a la fase de la apertura a la sociedad civil y los partidos políticos”, declaró García esta semana.
A pesar de la división, los sindicatos han encontrado un punto de unión: el momento es “ahora o nunca” para forzar mejoras sustanciales.
- CESM (Confederación Española de Sindicatos Médicos): Lidera la ofensiva y exige un estatuto propio y exclusivo para los médicos, rechazando cualquier otra propuesta.
- Sindicatos “del Ámbito” (SATSE, CCOO, UGT, CSIF, CIG-Saúde): Tras meses de perfil bajo, han elevado el tono y ven en la apertura de la negociación la oportunidad de lograr demandas históricas, aunque hasta ahora el Ministerio las consideraba “irrenunciables” por invadir competencias de otros ministerios.
Justo al borde de la huelga, Sanidad accedió a sentarse a negociar los temas clave que habían quedado fuera: la clasificación y retribuciones, la jubilación anticipada y parcial y la jornada laboral (reducción a 35 horas).
Pese a la oposición, el borrador final del Estatuto Marco incluye avances significativos, aunque el Ministerio mantiene sus líneas rojas:
- Guardias: Se reducen de 24 a 17 horas sin obligatoriedad de recuperar la jornada ordinaria del día siguiente. Además, se exime de guardias sin pérdida salarial a profesionales embarazadas, en periodo de lactancia, con problemas de salud y mayores de 55 años.
- Contratación: Se realizarán ofertas de empleo público cada dos años para reducir la alta tasa de interinidad.
- Concesiones: El Ministerio ha renunciado a la medida más conflictiva: la incompatibilidad de trabajar en la sanidad pública y privada para los MIR.
Sin embargo, Sanidad se ha cerrado en banda a la principal exigencia médica: la creación de una categoría A1 Plus que los diferencie del resto de profesionales universitarios, así como el estatuto exclusivo, por ser competencias de otros ministerios.
Si no hay un acuerdo de última hora en estas “cuestiones irrenunciables”, la ministra García parece abocada a llevar el anteproyecto al Consejo de Ministros y al trámite parlamentario sin el necesario consenso sanitario.
Seguiremos Informando…
