En la Tierra a viernes, diciembre 5, 2025

ELEFANTE Y ELEFANTA DE NARANJA

“- Pero sí campana no significa prueba que suena una sola vez- protestó Alicia.

  • Cuando utilizo una palabra -contestó Goggelmoger en un tono bastante arrogante-, siempre significa exactamente lo que yo considero correcto, ni más ni menos.
  • Cabe preguntarse, sin embargo -repuso Alicia-, si es lícito conferir a las palabras un significado diferente al que ellas mismas tienen.
  • Lo único que cabe preguntarse -concluyó Goggelmoger-, es quién es el más fuerte; nada más.”

(Alicia a través del espejo, Lewis Carroll (*))

No es que Fanta de naranja sea un personaje tan excéntrico como los de Lewis Carroll; es que, cuando abre la boca, sentido común y poder parecen ser dos términos cada vez más disociados. Valga como prueba su reciente amenaza de aplicar la ley de insurrección en Estados Unidos, algo que le permitiría desplegar tropas federales contra las ciudades gobernadas por demócratas. “Si la gente estuviera siendo asesinada y los tribunales nos detuvieran, o los gobernadores y alcaldes nos detuvieran, claro que lo haría”, dijo Fanta de naranja a los periodistas en el Despacho Hueval.

En una reunión de altos mandos militares hace una semana, planteó utilizar las ciudades estadounidenses como campo de entrenamiento para el ejército, y advirtió sobre una invasión desde dentro. Ya ha traspasado los límites, según los críticos que advierten de su uso desmesurado del poder, al recurrir a la Guardia Nacional en la lucha contra la inmigración ilegal y la delincuencia urbana.

Y es que, para ser presidente de una gran nación, basta con disponer de dinero a espuertas, tener buena voz para decir chorradas y la memoria suficiente para olvidar las promesas electorales que resultan una molestia a quienes te colocaron como jefe de la patrulla. Porque si les escuchas parece un juego de niños: ‘No te ajunto, no soy tu amiguito, me marcho con Macron y rompo el tablero’… ¡Vaya panda de HDLGP!

Eso sí: “Él es el jefe”, tal y como tituló su artículo Nahum Barnea (**) -el columnista político más influyente de Israel- quien, ante el intento del subordinado Netanyahu de apropiarse del mérito del plan de paz para Gaza, señaló que no ha necesitado amenazar al primer ministro israelí: le ha bastado con darle órdenes. Algo que el presidente ya dejó patente el sábado pasado ante un corresponsal israelí: “Le dije: Bibi, esta es tu oportunidad de victoria”. “Le pareció bien, tiene que parecerle bien. No tiene elección. Conmigo tiene que parecerle bien”, concluyó. A esto hay que sumar que la población israelí se enteró del acuerdo por un mensaje que Fanta de naranja publicó en redes sociales el sábado, afirmando que Israel ya había aceptado sus condiciones. Prácticamente detenido el avance sobre Gaza, soltó en las redes: “¡Israel debe detener inmediatamente el bombardeo de Gaza, para que podamos sacar a los rehenes de forma segura y rápida!”.

Observando el uso que hace de sus redes sociales -regido por el principio estilístico de hacer lo que le pasa por el arco de Trajano-, uno podría dar la razón a Madeleine Dean, congresista demócrata por Pensilvania, quien dijo: “El presidente está desquiciado, no está bien”.
Algo que no pareció importarle mucho a Mike Johnson, presidente republicano de la Cámara de Representantes, que respondió: “Bueno, mucha gente en el bando de usted también lo está”. La semana pasada, y haciendo uso de la inteligencia artificial, generó un vídeo en el que se podía ver a Hakeem Jeffries -líder del grupo minoritario en la Cámara de Representantes- tocado con un sombrero mexicano y un bigotón, mientras sonaba de fondo música de mariachi. Ante la avalancha de críticas de la comunidad hispana, que calificó el vídeo de racista, Fanta de naranja no se cortó un pelo y editó otro donde aparecía detrás del mismo Jeffries, tocando la guitarra. Su actividad en las redes no se detuvo ahí. Durante el último fin de semana de septiembre, publicó otro vídeo generado por IA en el que promocionaba hospitales de camas medicalizadas. “Todos los estadounidenses recibirán pronto su propia tarjeta de cama medicalizada”, decía en el Despacho Hueval.

Con ella “tendrán acceso garantizado a nuestros nuevos hospitales, dirigidos por los mejores médicos del país y equipados con la tecnología más avanzada del mundo”. El vídeo no duró en las redes ni un suspiro. La respuesta de Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, fue: “El presidente tiene derecho a hacerlo, son sus redes sociales; él es increíblemente transparente, como todos ustedes saben. Le gusta compartir memes, le gusta compartir vídeos, le gusta republicar cosas de otras personas, y creo que es muy revitalizante tener a un presidente tan franco y abierto”. ¿Franco?, que no se entere Pedro…

Con todo lo anterior, la única estabilidad parece hallarse en su tercer matrimonio, con una mujer que no nació dama de alta sociedad, pero que ha sido premiada por los buenos cuidados y la elegancia que otorga la ropa de alta costura. Eso sí, no encontramos en el mundo de la política una belleza que se le pueda igualar.

Por ello puede sorprender que sea ella quien imponga su autoridad, provocando la sumisión y la pérdida de gas en ese refresco que se ha quedado en jarabe: el que venía a acabar la guerra de Ucrania en 24 horas, el que iba a sacar a la luz los papeles de Epstein y el que prometía ser el faro que guiará el libre mercado.

Quizá Carroll tenía razón: no importa lo que las palabras signifiquen, sino quién manda sobre ellas. Y mientras Fanta de naranja siga convencido de ser el Goggelmoger del siglo XXI, el mundo entero seguirá preguntándose no qué quiso decir, sino cuánto ruido hará la próxima vez que suene su campana.

() Lewis Carroll: https://es.wikipedia.org/wiki/Lewis_Carroll

(*) Nahum Barnea: https://en.wikipedia.org/wiki/Nahum_Barnea

Jean-Hippolyte Gondre

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