mosquILLA muerta o mosquita muerta: “Persona, al parecer, de ánimo o genio apagado, pero que no pierde la ocasión de su provecho.”
(Diccionario digital de la RAE)
¡Toma! y lo dice la RAE discutida y presidida en breve por… , pero esto es otro cantar… El del Mío Cid, se queda pequeño al lado de la que está liando el discutido Luis García Montero presidente del Cervantes… Una más, para controlar la RAE. Adelante Juan Luis…
Frente a la tesis según la cual la gente, cuando vota, no sabe bien con quién se las tiene que ver, en el caso que nos ocupa uno no se atreve a decir tanto, pareciendo descabellada esa teoría de la estupidez generalizada. Porque, en el caso de Salvador ILLA, me atrevería a afirmar que los catalanes sabían muy bien a quién votaban, aunque lo hicieran carentes de ilusión, y tenían muy claro cuál era el valor de la integridad moral y la capacidad política de su president.
La elección de ILLA como jefe del ejecutivo catalán es, en sí misma, el resultado de un déficit democrático escandaloso. Por fuerza, existe un creciente número de ciudadanos que tiene que aceptar como certeza incuestionable, que la política no es más que un sucio negocio; y es ese mismo votante, que tolera a ILLA con serenidad de pasmarote, quien necesariamente, si estuviera en el lugar del president, no actuaría de un modo distinto a como lo hace este.
Desde sus inicios como concejal y, posteriormente, alcalde de La Roca del Vallés, a Salvador ILLA le ha acompañado una turbia realidad de corrupción. Ya entonces, y desde entonces, su hoja de servicios a la ciudadanía ha consistido en recibir sobresueldos como edil, desviar capitales como director general de Infraestructuras y sumir a la sociedad en un caos sin precedentes como ministro de Sanidad del COVID. Por tanto, sólo los universalmente obtusos han podido depositar su confianza en un personaje tan ignominioso. La prueba es la tranquilidad con la que la sociedad civil catalana ha asumido el monumental escándalo que supone que, según la Fiscalía Anticorrupción, la mosquILLA muerta adjudicara contratos millonarios, durante su nefasta etapa al frente del Ministerio de Sanidad, a una empresa sin ninguna experiencia en el sector, y a la que terminó financiando con recursos de la Unión Europea -que lo está investigando-.
Fue entonces cuando se produjo el crecimiento de FCS Select Products, una empresa administrada por una persona previamente condenada por estafa agravada, que antes de la pandemia facturaba un millón de euros anuales y que pasó a facturar algo más de 263 millones durante 2020, los cuales fueron abonados por adelantado, antes de servir el material. Asimismo, es conocido que el coste del material adjudicado estuvo groseramente inflado, muy por encima de las tarifas de mercado, de forma que el Ministerio de Sanidad pagó más de 10 millones por medio millón de batas desechables, a un precio de 16,7 euros por unidad, cuando ese mismo material se ofrecía a 0,34 euros. En el informe del 11 de julio de 2022, la Fiscalía Anticorrupción informó a su homóloga europea de que estas adjudicaciones se financiaron con fondos procedentes de la Unión Europea.
Durante el Debate de Política General celebrado recientemente en el Parlament de Cataluña, el predicador de la normalización nos ha presentado una Cataluña centrada, próspera y creciente, asegurando que bajo su mandato ha devuelto la estabilidad y la confianza institucional. La realidad, frente a este delirante discurso, es que una cuarta parte de la población catalana se encuentra en riesgo de pobreza, que el populismo crece y que el secesionismo extremo toma aire. Aquello fue una merecida catarata de reproches, como merecido fue también que el pasado fin de semana le afearan andar buscando recuperar la institucionalidad jugando a los soldaditos, mientras parte de su comunidad sufría los efectos de las lluvias torrenciales que la AEMET había anunciado con días de anterioridad.
ILLA debería saber que su presencia en la política sólo es posible por la inexistencia de un ciudadano capaz de desencantarse, ya que sólo sería posible desenmascararle, si su máscara se diferenciara de su verdadero rostro. Pues no puede haber nadie con un mínimo de inteligencia que le otorgue al president la altura moral necesaria para que su función produzca un escándalo. Esta mosquILLA muerta debería tener presente que conviene observar compasión por los tontos, aunque estos te voten, porque ellos también tienen la capacidad de sentir el mismo dolor que sentiría su madre en su lugar.
La política catalana, con ILLA al timón, parece haber normalizado lo inaceptable. El peligro no está sólo en la corrupción, sino en la indiferencia. Y cuando la sociedad acepta con naturalidad a su propia mosquILLA muerta, ya no hay escándalo posible: sólo el silencio cómodo de quien se acostumbra a la shit.
Jean-Hippolyte Gondre.










