El estrepitoso fracaso de la OPA del BBVA al Sabadell vuelve a demostrar que, por mucho que se intente argumentar, el perdedor sigue exhalando tufo a derrota a pesar de que se perfume con Channel número 5 y el ganador huele a victoria, aunque le cante el alerón.
Carlos Torres, todopoderoso factótum del BBVA, es el caso más evidente de lo primero. Y es que a pesar de haber empleado todos sus esfuerzos en argumentar que su posición en la entidad bancaria está blindada, no ha podido ocultar un hecho evidente: la derrota de su operación.
Después de que la partida haya quedado con un claro ganador -el Sabadell, que ha guardado el fuerte- frente a un claro perdedor -el BBVA-, Torres se ha refugiado en su vela de Las Tablas para lamerse las heridas de una OPA con una campaña de prensa de las más agresivas -tanto en la ofensiva como en la defensa- que se hayan conocido.
Lo cierto es que la comunicación del BBVA se ha revelado como un fiasco sin paliativos. Y es que ha habido actuaciones de lo más discutibles. Por ejemplo, el relevo en lo más alto de la dirección de comunicación en plena OPA, aunque esto, según señalan fuentes internas del banco, era inevitable.
La historia es clara: un ‘dircom’, Pablo Gómez Tobin (acostumbrado a firmar como Pablo G. Tobin para pasar por más ‘internacional’), imputado por sus vinculaciones con las movidas del comisario Villarejo justo en el momento más crítico de la OPA.
Un responsable, Carlos Torres, que no puede dejarle tirado en un momento crítico para el banco y le reubica en un área en la que no dé mucho por saco. Y la designación como relevo de Paula Puyoles, que ha tenido que nadar contra la inercia de la política mediática de Tobin.
Un sujeto que, como resaltó recientemente Jesús Cacho, había decidido centrarse en la ‘internacionalización’ del BBVA, despreciando a los medios nacionales y consiguiendo que, en el momento más decisivo, todo fuera una improvisación.
El resultado, a la vista de todos: ¡Menuda cagada han hecho el tándem Torres/G.Tobin, shit.
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