En el marco del Día Mundial de la Codificación, que se celebra este 29 de octubre, el sector salud se consolida como uno de los más beneficiados —y a la vez desafiados— por el avance de la programación y la inteligencia artificial. La capacidad de los profesionales de la salud para entender, interpretar y aplicar herramientas basadas en código se ha vuelto esencial para impulsar una atención más personalizada, eficiente y segura. Desde el análisis de datos clínicos hasta el desarrollo de algoritmos de diagnóstico, la codificación se ha convertido en un lenguaje común entre médicos, ingenieros y científicos.
En esta entrevista especial, en PRNoticias conversamos con Ruth Cuscó, directora Gerente de ASHO y Carlos Sevillano, director comercial de ASHO, para conocer cómo la codificación está incidiendo en el sector salud. Hablamos de su impacto en la atención al paciente, cómo ayuda la codificación tecnológica a mejorar los momentos críticos y la repercusión en una atención sanitaria más eficiente y centrada en el paciente, engtre otros aspectos. Una mirada al corazón de la revolución digital que ya está salvando vidas.
¿Qué es la codificación sanitaria y por qué resulta vital en los procesos de un hospital?
La codificación sanitaria es el proceso mediante el cual se traduce toda la información clínica contenida en la historia médica de un paciente en códigos estandarizados, según sistemas como la CIE-10. Por ejemplo, diagnósticos, procedimientos, etc. Esta traducción no es un simple trámite administrativo: es la base para que los hospitales puedan analizar su actividad asistencial, planificar recursos, facturar correctamente y generar indicadores de calidad. En definitiva, la codificación convierte los datos clínicos en conocimiento estructurado, lo que permite tomar decisiones informadas y mejorar la gestión sanitaria.
¿Cómo impacta la codificación —y su calidad— en la atención al paciente, tanto desde el punto de vista clínico como organizativo o económico?
La calidad de la codificación influye directamente en todo el sistema. Una codificación precisa refleja con fidelidad la complejidad de los casos atendidos y, por tanto, garantiza una financiación justa y una asignación adecuada de recursos. Desde el punto de vista clínico, permite evaluar resultados en salud, detectar patrones y mejorar los protocolos de atención. Y desde el punto de vista organizativo, favorece una gestión más eficiente y transparente. En resumen, cuando la codificación es de calidad, todo el circuito asistencial se optimiza y el paciente recibe una atención más segura y equitativa.
¿De qué manera la incorporación de tecnología (soluciones de software, inteligencia artificial) ha cambiado el proceso de codificación en su empresa y en el sector sanitario en general?
La tecnología ha supuesto un cambio radical. De hecho, en ASHO fuimos pioneros en desarrollar soluciones tecnológicas específicas para el ámbito de la codificación clínica. Nuestras herramientas, como ASHOCOODE o ASHOINDEX, integran inteligencia artificial y procesamiento del lenguaje natural para agilizar el trabajo de los codificadores y aumentar la precisión del dato. Esto no significa sustituir la labor humana, sino potenciarla. La IA libera al profesional de tareas repetitivas y le permite centrarse en el análisis clínico. Gracias a ello, los hospitales pueden procesar grandes volúmenes de información con mayor rapidez, trazabilidad y coherencia.
Cuando hablamos de “procesos críticos” en hospitales (urgencias, hospitalización, alta), ¿cómo ayuda la codificación tecnológica a mejorar esos momentos clave para el paciente?
Los procesos críticos son aquellos en los que cada minuto y cada dato cuentan. La codificación tecnológica ayuda a que la información fluya sin errores entre los distintos servicios, garantizando que el historial del paciente esté actualizado en tiempo real. Por ejemplo, durante el alta hospitalaria, una codificación automatizada permite que el informe de alta esté completo, que los diagnósticos sean exactos y que se planifique correctamente la continuidad asistencial. Esto repercute en menos reingresos, mejor coordinación con atención primaria y una experiencia más fluida para el paciente.
¿Cuál sería el beneficio más tangible que llega a experimentar el paciente gracias a una codificación y tecnología bien implementadas en un centro sanitario?
El beneficio más tangible es una atención más segura, personalizada y continua. Cuando los datos se codifican correctamente y los sistemas se comunican entre sí, el paciente evita duplicidades de pruebas, retrasos en diagnósticos o errores en la medicación. Además, la información codificada permite a los hospitales planificar mejor los recursos, reducir tiempos de espera y diseñar programas preventivos basados en evidencia real. Todo ello se traduce en una experiencia asistencial de mayor calidad.
Mirando hacia el futuro, ¿qué papel jugará ASHO y qué innovaciones cree que tendrán mayor impacto en cómo se codifican y gestionan los datos médicos, y cómo eso repercutirá en una atención sanitaria más eficiente y centrada en el paciente?
El futuro de ASHO pasa por reforzar tres ejes fundamentales: nuestro software, la formación y la inteligencia artificial. Son los pilares que marcarán la evolución de la codificación sanitaria en los próximos años. Estamos centrando nuestros esfuerzos en el desarrollo de soluciones tecnológicas más potentes, capaces de integrar inteligencia artificial para optimizar los procesos de codificación y análisis clínico. De hecho, el departamento de IA es el que más va a crecer en nuestra compañía, porque creemos firmemente que la automatización inteligente será clave para mejorar la calidad del dato y liberar tiempo a los profesionales sanitarios. Al mismo tiempo, seguimos apostando por la formación continua, tanto de nuestros equipos como de los profesionales del sector, porque la tecnología solo tiene sentido si las personas saben aprovechar todo su potencial. Nuestro objetivo final es claro: que la tecnología trabaje al servicio del paciente, haciendo posible una atención más rápida, eficiente y centrada en sus necesidades reales.
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