En la Tierra a viernes, diciembre 5, 2025

EMIGRANTES ANDALUCES (CHARNEGOS) EN LA ‘REPÚBLICA CATALANA’ MENUDOS FLIPADOS

El Caníbal, charnego… de Santa Coloma nos escupe desde las Cortes

PORTACOZ PARLAMENTARIO DE ERC. PREGUNTADOR SIBILINO DONDE LOS HALLA

Hace más de diez años, Gabriel Rufián afirmaba -para todo aquel que quisiera escucharle-, en claro desprecio a las instituciones españolas: “En 18 meses dejaré mi escaño para regresar a la República Catalana”. En este tiempo, al charnego, vástago de una humilde familia de emigrantes andaluces, le hemos visto engordar como un globo, adelgazar, enamorarse, separarse, casarse y, por supuesto, seguir mamando de los Presupuestos Generales del Estado -al que quiere destruir-. Recientemente, lo vimos disfrutando de la noche madrileña, bailando bachata con Esther Expósito. El portacoz parlamentario en situación de expatriado no se cortó cuando acudió a La Revuelta a confirmar que, efectivamente, el hijo de andaluces nacido en Santa Coloma era quien se desenvuelve con absoluta torpeza en la pista de la discoteca. Y en el uso de la dialéctica Hegeliana; Tesis: Insultar, acojonar con movimientos amenazantes, recordar la que le lío a Aznar; Antitesis: Insultar de nuevo, no dejar contestar, eructar y vomitar todo lo que le sobra de su sibo envenenado; Sintesis: Da igual, él se ha liberado de sus demonios fascistas y queda como un niño bueno, con corte de pelo de Santa Coloma de Gramenet…

Después de observar su intervención en la Comisión de la Dana y, dando por hecho que su manera de actuar no se puede corresponder con su manera de pensar -pues mentir no es solo decir lo que no es; también es decir más de lo que es o decir más de lo que se siente-, tenemos que afirmar que Gabriel, el Rufián nos parece un ser mucho más indigno y despreciable que aquellos a los que acusa e insulta, por incompetentes. Esto nos lleva a deducir que su actuación no fue más que hipocresía consagrada. Con su conducta maleducada, Rufián -a quien no parece importarle mucho ofender a los demás ni a la verdad- hace únicamente aquello que lo motiva y en lo que afirma creer, pese a que actuando a su modo se condena a ser lo que cualquiera puede entender como un puto mentiroso.

Hijo de pobres que elige salir del agujero, es el típico ciudadano que únicamente valora el éxito social y económico, y que ha decidido asumir el oficio de juez de la horca para, en una actitud ética escandalosa y en una parodia de justicia, mostrar toda su psicología y moral (ninguna) excéntricas en oposición a lo que establece el sentido común. El comportamiento de el Rufián en la Comisión nos ilumina las insuficiencias y todos los vicios de la práctica política, y deja al descubierto toda la suciedad de los objetivos que persigue con su existencia.

El momento de mala educación que se vivió durante la Comisión de Investigación sobre la Dana, con la intervención del Caníbal de Santa Coloma -en la que el diputado de ERC calificó al presidente en funciones de la Generalitat Valenciana de inútil, mentiroso, incapaz, homicida y psicópata, y a quien deseó ver en la cárcel por las deficiencias de su gestión- nos mostró un cuadro de canibalismo en el que el Rufián devoraba el cadáver político y dejaba al aire unos sentimientos ficticios en esas dentelladas sonoras que pretendían, de manera banal, brutal y absurda, devorar sin la menor conmiseración al adversario. El incumplimiento de las mínimas normas exigibles, su desinterés por la verdad y su ausencia de compasión quedaron al aire cuando Mazón le preguntó, a ese ser tan benevolente, por qué se había negado a recibir a las víctimas de la Dana, lo que dejó con el culo al aire al lado más monstruoso del portacoz de ERC.

Lo más inquietante no es solo la conducta inhumana de el Rufián, sino la respuesta complaciente de ciertos medios que, lejos de reprobar semejante indecencia parlamentaria, la celebran como si fuera una muestra de valentía política. Aplauden la brutalidad verbal, jalean el insulto como si fuera un ejercicio de lucidez y justifican la falta de rigor con el entusiasmo de quienes confunden el ruido con la verdad. Ese coro mediático, incapaz de exigir un mínimo de decoro, convierte en espectáculo lo que debería ser un espacio de responsabilidad pública.

Así, el caníbal de Santa Coloma no actúa solo: lo hace respaldado por quienes han decidido renunciar a la crítica y abrazar la propaganda. Y mientras los focos sigan iluminando al depredador en lugar de a sus víctimas, el escenario político seguirá siendo un circo de barbaridad disfrazado de debate democrático. El problema, entonces, no es únicamente el Rufián, sino la maquinaria que lo sostiene, lo blanquea y lo celebra.

Esto ya no da para más.

Seguiremos Informando…

José Antonio de los Moros.

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