La geopolítica ya no es un telón de fondo, sino el territorio donde se juega buena parte del futuro empresarial. Así quedó patente en la decimocuarta edición de Netcom, donde más de 300 directores de comunicación españoles se reunieron para analizar cómo la complejidad global está redefiniendo el trabajo de los departamentos de comunicación.
La velada, conducida por los periodistas Raquel Sans y Xavi Coral, combinó reflexión y cercanía, subrayando que la conversación no es un ejercicio teórico, sino un reto inmediato. Los dircom tienen en sus manos algo más que la reputación de sus compañías: poseen la llave para construir confianza en un paisaje global cada vez más convulso.
Bajo el lema “El arte de dar sentido a la complejidad global”, una de las principales conclusiones del evento fue que en que los movimientos geopolíticos ya influyen de manera directa en las estrategias corporativas y en las narrativas que las empresas construyen para relacionarse con sus públicos.
Y es que la comunicación se ha convertido en diplomacia empresarial. Los dircom deben entender cómo los conflictos, las tensiones regulatorias o las nuevas alianzas económicas impactan en los mercados y en la percepción local. Su responsabilidad pasa por traducir ese ruido global en decisiones claras y comprensibles para sus organizaciones.
Además, la geopolítica condiciona la reputación y la sostenibilidad de cualquier compañía. Reaccionar ya no es suficiente; la presión recae en anticipar, contextualizar y guiar a los equipos directivos en escenarios inciertos, y en este sentido, es responsabilidad del dircom aportar criterio en decisiones que afectan al propósito, la reputación y la estrategia corporativa.
¿Qué papel juegan las agencias?
El giro geopolítico en la comunicación tampoco deja al margen a las agencias. Para ellas, el desafío implica elevar su propuesta de valor. Se exige lectura de contexto, capacidad de anticipación y sensibilidad política, económica y social. La valentía en opinar y en saber cuándo y sobre qué posicionarse hace la diferenciación.
Lo interesante es que, para los profesionales jóvenes, este escenario puede convertirse en una ventaja. Durante décadas, comunicación ha sido un área que debía justificar su peso en la organización, pero ahora, quienes dominen el análisis de riesgos, entiendan la opinión pública global y conviertan las alertas geopolíticas en recomendaciones útiles podrán acceder antes a puestos de mayor influencia. Y esas son todas características con las que cuentan las nuevas generaciones.
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