En la Tierra a domingo, diciembre 14, 2025

CASI 15 AÑOS Y DECENAS DE PROYECTOS 

Historia de una alianza público-privada: Sociedad de San Vicente de Paúl y Fundación MAPFRE

JUAN MANUEL BUERGO, PRESIDENTE INTERNACIONAL DE LA SOCIEDAD DE SAN VICENTE DE PAÚL, CONVERSA CON PRNOTICIAS

“Queremos seguir al lado de quienes sufren, ofreciendo escucha, compañía y esperanza, y al mismo tiempo inspirar a las nuevas generaciones para que asuman este compromiso solidario. Si mejoramos al de enfrente, nos mejoramos también a nosotros mismos”

Recientemente, la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) fue distinguida con el Premio Fundación MAPFRE a la Mejor Entidad por su Trayectoria Social, un galardón que reconoce a organizaciones con una labor sobresaliente en el ámbito social, cultural o de la salud. El presidente nacional e internacional de la entidad, Juan Manuel B. Gómez, recogió el reconocimiento en nombre de los más de dos millones de socios y voluntarios que forman parte de esta entidad, que desarrolla actualmente más de 2.500 proyectos en 155 territorios, alcanzando cada año a 30 millones de personas en situación de vulnerabilidad. Pero, ¿cómo se logra una alianza público-privada efectiva para alcanzar un mayor impacto social?

“En el caso de la colaboración entre la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) y Fundación MAPFRE, comenzó hace casi 15 años, cuando ambas entidades establecieron una alianza con el propósito de fomentar el voluntariado entre los empleados del Grupo MAPFRE y generar sinergias para desarrollar acciones conjuntas en favor de las personas en situación de vulnerabilidad atendidas por la SSVP”, cuenta Juan Manuel B. Gómez a PRNoticias.

El presidente de SSVP explica que “en una primera etapa, las actividades se centraron en proyectos localizados en Madrid. Tras la positiva experiencia inicial, se amplió la participación a otras zonas del territorio nacional, consolidando una red de colaboración más amplia y diversa. Desde entonces, esta alianza ha impulsado el voluntariado corporativo, especialmente en ámbitos como el apoyo a personas sin recursos y en situación de exclusión (comedores sociales y centro de integración Santiago de Masarnau, en Madrid), el refuerzo educativo a menores en riesgo, el acompañamiento a mayores en situación de soledad y la organización de iniciativas solidarias como el proyecto Euro Solidario, los mercadillos o las campañas navideñas de recogida de juguetes”. Y así profundiza en cómo lograr que esa alianza sea efectiva.

¿Cómo contribuyen los proyectos desarrollados junto a Fundación MAPFRE a reforzar la red de protección social en los territorios donde operan?

Esta colaboración ha permitido ampliar el alcance de nuestras intervenciones, mejorar la calidad de la atención y responder con mayor agilidad ante situaciones de emergencia. Fundación MAPFRE ha desempeñado un papel clave en la visibilización del voluntariado corporativo, destacando el compromiso social de sus empleados y el impacto positivo de su implicación en la vida de las personas atendidas. En muchos casos, esta experiencia ha motivado que antiguos voluntarios corporativos mantengan su compromiso de forma continuada en nuestros proyectos. Además, su apoyo económico ha sido determinante en contextos de especial vulnerabilidad, como durante la pandemia de la COVID-19, cuando se distribuyeron tarjetas monedero a familias necesitadas para cubrir gastos básicos de alimentación. También en emergencias como las inundaciones provocadas por la DANA en la Comunidad Valenciana, donde su colaboración permitió movilizar voluntarios, donar juguetes a los menores afectados y facilitar electrodomésticos a más de cien familias de Picanya. Esta alianza demuestra cómo el compromiso empresarial, cuando se articula desde la corresponsabilidad y la sensibilidad social, se convierte en un aliado estratégico para la transformación social y la humanización de la atención a las personas más vulnerables.

¿Están explorando mecanismos para escalar estas alianzas con otras entidades privadas o fundaciones, de manera que se multiplique el impacto social?

Mantenemos acuerdos con distintas entidades sociales, tanto nacionales como internacionales. Entre ellas, la Soberana Orden de Malta, Fraternidad sin Fronteras, el Servicio Jesuita de los Refugiados, la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Movimiento Scout Internacional, Rotary Club Internacional y Club de Leones Internacional, estas dos últimas reconocidas por nuestra entidad con la Medalla Caridad en Esperanza. Como asociación de carácter humanitario y benéfico-social, estamos abiertos a cooperar con cualquier entidad afín a nuestros valores y objetivos.

¿Qué aprendizajes destacarían sobre cómo estructurar alianzas público-privadas que aporten soluciones sostenibles a problemas sociales complejos?

Tanto en el ámbito nacional como en el internacional, es fundamental conocer las necesidades sociales que preocupan a las autoridades públicas para alinear los objetivos y optimizar los recursos disponibles. De este modo, se facilita la obtención de apoyos públicos y privados para desarrollar planes concretos y ofrecer un mejor servicio a la sociedad. Nuestros socios y voluntarios viven y trabajan en los países donde la SSVP está presente, lo que les permite conocer de primera mano las realidades locales, adaptarse con facilidad y establecer vínculos sólidos que facilitan la creación de alianzas efectivas.

La SSVP actúa en 155 territorios y llega a 30 millones de personas cada año. ¿Cómo se articula esta labor con las políticas sociales y los programas públicos en cada país?

Los proyectos sociales de atención básica, acompañamiento en calle, apoyo a inmigrantes, asesoría jurídica o mercadillos solidarios se desarrollan habitualmente de manera directa, sin necesidad de acuerdos formales con las autoridades, ya que nuestros socios y voluntarios conocen bien las necesidades locales. Las obras de mayor envergadura, como escuelas, comedores multiservicio, albergues, centros de integración, hospitales o talleres de formación profesional, requieren coordinación con las administraciones públicas, tanto para obtener licencias y permisos como para acceder a apoyos económicos que faciliten su mantenimiento. En cualquier caso, la SSVP ofrece un servicio gratuito que se adapta a las circunstancias de cada territorio, con el fin de garantizar una atención eficaz y sostenible.

La pobreza y la exclusión adoptan hoy expresiones diversas —migración forzada, soledad no deseada, brecha digital—. ¿Cómo responde la SSVP frente a estos retos?

Nuestro Plan Estratégico Internacional contempla cuatro grandes objetivos para los próximos años: identidad vicentina, liderazgo y juventud; desarrollo comunitario y solidaridad internacional; fortalecimiento del Consejo General Internacional, gobernanza y rendición de cuentas; y transformación digital. Nuestros recursos se destinan, entre otros fines, a dar respuesta a estas nuevas formas de vulnerabilidad, en cooperación con las autoridades y otras ONG especializadas. En España, los centros de escucha y los servicios de atención en duelo han experimentado un notable incremento de la demanda. Contamos con una red internacional de más de dos millones de socios y voluntarios y destinamos más de 1.650 millones de euros anuales a atención social. Pero lo más valioso no se mide en cifras: es la atención cercana, humana y personal que ofrecemos a cada persona que atendemos.

Si pensamos en la agenda social de la próxima década, ¿en qué ámbitos cree que organizaciones como la SSVP pueden tener mayor influencia para fortalecer los sistemas de protección y cohesión social?

La Sociedad de San Vicente de Paúl nació en 1833 de la amistad de un grupo de estudiantes de la Sorbona, liderados por Federico Ozanam. Ha perdurado casi dos siglos gracias a un estilo de servicio basado en el acompañamiento cercano frente a la pobreza, la soledad y el sufrimiento. Nuestra ayuda se ofrece siempre desde la fraternidad y la igualdad, con respeto absoluto a la dignidad humana, sin distinción de religión, ideología, raza o condición. El futuro inmediato nos desafía a seguir respondiendo a las injusticias sociales y a las múltiples formas de pobreza, tanto material como espiritual. Queremos seguir al lado de quienes sufren, ofreciendo escucha, compañía y esperanza, y al mismo tiempo inspirar a las nuevas generaciones para que asuman este compromiso solidario. Si mejoramos al de enfrente, nos mejoramos también a nosotros mismos. Invito a quienes quieran conocer más o sumarse a esta labor a visitar nuestra web internacional: ssvpglobal.org. La amistad es nuestro principal valor y nuestro abrazo mejora el mundo.

Seguiremos Informando…

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