El año 2025 marca un punto de inflexión para la televisión en abierto en España. Mientras las principales cadenas (Antena 3, La 1, Telecinco) se enfrascan en una dura batalla por el share, el problema de fondo es mucho más grave: el consumo televisivo lineal sigue en caída libre. La audiencia media diaria no deja de reducirse, obligando a las cadenas a replantearse radicalmente sus estrategias.
Los datos actualizados a octubre de 2025 confirman la tendencia: el español dedica cada vez menos tiempo a la televisión tradicional. El consumo medio diario, con datos de octubre de 2025, se traduce en aproximadamente 157 minutos (2 horas y 37 minutos) por persona.
Esto supone una reducción media de 12 minutos diarios por espectador respecto a octubre del año anterior. La creciente popularidad de las plataformas de streaming (Netflix, Prime Video, HBO, etc.), el auge de las redes sociales y el consumo de vídeo online (YouTube, Twitch) han provocado una fragmentación de la atención sin precedentes.
Se estima que alrededor de 4 millones de españoles (el 9% de la población) ya no consumieron televisión tradicional en absoluto durante el último mes registrado. En este escenario de declive del consumo general, la pugna por la cuota de pantalla restante se ha intensificado, con movimientos sísmicos en el ranking.
La 1 de TVE es la única cadena de las grandes que consigue capitalizar al máximo la audiencia disponible, firmando su mejor mes de octubre en 14 años. Este éxito se debe a aciertos en la programación de prime time, especialmente eventos especiales y nuevos formatos de entretenimiento y grandes eventos deportivos, que actúan como “pegamento” en una audiencia cada vez más dispersa.
Telecinco, en cambio, ha sido la gran damnificada de 2025. Su cuota se ha hundido por debajo del 10%, un umbral psicológico que la aleja de la pelea por el liderato. Sus cambios programáticos en franjas clave no han convencido a la audiencia, que migra hacia la estabilidad de Antena 3 o la renovada apuesta de La 1.
Mientras, Antena 3 sigue siendo la televisión líder, sostenida por programas clave en su programación diaria como Pasapalabra, Antena 3 Noticias 2 y El Hormiguero. Esto, sumado a la debilidad de Telecinco, ha permitido a la cadena de Atresmedia conservar su condición de favorita por los espectadores en los últimos años.
La caída de la televisión tradicional (lineal) se compensa, en parte, con el aumento del consumo híbrido y en diferido. Los minutos de visionado en diferido alcanzaron los 7 minutos diarios en octubre, representando el 5% del consumo total.
El futuro del sector ya no está en el consumo tradicional, sino en cómo las cadenas logran integrar sus contenidos en las televisiones conectadas y plataformas online, donde el crecimiento es constante. A todo esto hay que sumar la caída de la inversión publicitaria en televisión, que está provocando un problema grave para los grupos privados que se nutren de ella.
Si los anunciantes no confían en las cadenas, su músculo económico se debilita y repercute negativamente en la calidad de los productos que ofrecen. En definitiva, estamos ante una situación compleja que, lejos de revertirse, las previsiones apuntan a que seguirá agravándose.
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