España se ha posicionado como referente europeo en la aplicación clínica de la farmacogenética, impulsada por un sólido marco regulatorio y científico. La incorporación en 2023 de biomarcadores farmacogenéticos en la Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud supuso un salto decisivo hacia la equidad en el acceso y consolidó el compromiso nacional con una medicina más personalizada y segura.
La Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica (SEFF) lidera una estrategia nacional para integrar estas pruebas en el sistema sanitario, mediante la elaboración de guías, la estandarización de procedimientos y la formación de profesionales. Su presidenta, la Dra. Cristina Rodríguez-Antona, subraya que ya se han desarrollado guías para más de veinte fármacos y documentos de consenso que facilitan una implementación homogénea en la práctica clínica.
Los expertos reunidos en el Congreso de la European Society of Pharmacogenomics and Personalized Therapy destacaron que la farmacogenética es clave para una medicina de precisión capaz de reducir reacciones adversas, evitar hospitalizaciones y optimizar desde el inicio los tratamientos farmacológicos. Además, su uso clínico disminuye costes al evitar tratamientos ineficaces, reducir toxicidades y acortar el periodo de prueba-error, lo que refuerza la seguridad del paciente y mejora la eficiencia del sistema sanitario.
Hacia una medicina más personalizada, segura y eficiente
Durante el encuentro también se subrayó que la inversión en farmacogenética tiene un impacto positivo sanitario, económico y social. La colaboración entre genetistas, clínicos, farmacólogos y farmacéuticos resulta esencial para garantizar una integración equitativa y efectiva de esta disciplina en la asistencia cotidiana.
De cara al futuro, la plena integración en el SNS requiere superar retos como la estandarización de pruebas, la formación transversal de profesionales, la incorporación de resultados genéticos en las historias clínicas electrónicas y la demostración de su coste-efectividad. La SEFF prevé que cada paciente disponga de un pasaporte farmacogenético digital que permita generar alertas automáticas en los sistemas de prescripción y reduzca significativamente las reacciones adversas a medicamentos.
La SEFF destaca el papel emergente de la inteligencia artificial para analizar grandes volúmenes de datos genéticos y clínicos, acelerando la interpretación de resultados y apoyando decisiones terapéuticas individualizadas. Aunque su potencial es enorme, su aplicación clínica exige un uso ético, regulado y supervisado que mantenga al profesional sanitario en el centro de la decisión médica.
