La Inteligencia Artificial se ha consolidado como una herramienta habitual para resolver dudas de salud entre la población española. Un estudio de Línea Directa revela que el 66% de las personas recurre a estas tecnologías para consultar síntomas o malestares, cifra que se dispara entre los jóvenes de 16 a 19 años, donde nueve de cada diez utilizan la IA para informarse. Incluso entre los mayores de 65 a 75 años, su uso alcanza ya al 41,7% de la población.
El informe, titulado “Los peligros del autodiagnóstico digital”, ha sido elaborado junto con la psicóloga y experta en inteligencia emocional Ruth Castillo-Gualda y el médico de urgencias Justo Menéndez, profesores de la Universidad Camilo José Cela. Su objetivo es analizar el creciente papel de la IA en la salud física y emocional, así como ofrecer pautas para un uso adecuado y seguro de estas herramientas.
Uno de los datos más llamativos es que uno de cada cuatro españoles (24,8%) opta por autodiagnosticarse antes que acudir a un profesional sanitario, porcentaje que se eleva hasta el 41,8% en el caso de la población joven. Las principales razones citadas son la disponibilidad, la rapidez y la inmediatez, aunque factores como la intimidad o la sensación de no ser juzgado son especialmente relevantes entre mujeres (55%) y jóvenes (35%). Cataluña, la Región de Murcia y Canarias se sitúan a la cabeza en el uso intensivo de IA para temas de salud.
La IA y el malestar emocional
El estudio también advierte del vínculo entre el uso de la IA y el malestar emocional. La mitad de las personas diagnosticadas con ansiedad o depresión consulta estas herramientas casi a diario, utilizándolas como una suerte de “terapeuta digital”. Sin embargo, este hábito puede alimentar la cibercondría —la búsqueda compulsiva de síntomas en Internet— y generar una falsa sensación de control que, lejos de aliviar, tiende a agravar la preocupación.
Además, la dependencia de la IA en cuestiones de salud mental contrasta con su uso mucho menor entre pacientes con enfermedades físicas crónicas, lo que apunta a una relación directa entre estas consultas digitales y necesidades psicológicas no atendidas. Los expertos advierten de que cuanto mayor es el malestar emocional, mayor es la tendencia a buscar explicaciones digitales que pueden incrementar la ansiedad.
Para evitar estos riesgos, el informe ofrece una serie de recomendaciones orientadas a promover un uso responsable de la IA en el ámbito sanitario. Entre ellas, destacan no sustituir nunca al profesional médico por un autodiagnóstico, evitar la cibercondría, identificar las emociones que impulsan las búsquedas y cuidar el diálogo interno ante las respuestas que ofrece la tecnología. La clave, subrayan, está en priorizar la conexión humana y utilizar la IA como una herramienta complementaria, no como una fuente de diagnóstico.
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