En la Tierra a lunes, diciembre 1, 2025

ANDY, LUCAS Y LA COMUNICACIÓN POR NARICES

Tras el asesinato de Encarnita Polo, creadora del flamenco pop, género que personalmente detesto, se ha producido la ruptura de Andy y Lucas, quienes durante dos décadas han representado y popularizado enormemente este vomitivo estilo. Sus canciones se han caracterizado por unas letras babosas, unos ritmos facilones y la fusión de un pop primario con un flamenco ligero. Asimismo, han encarnado el ideal universal del buen rollo, la aspiración suprema de la buena relación entre artistas y el deseo que anida en el corazón humano de que todo sea maravilloso. Claro que esto, ha sido más la consecuencia de una propaganda que logra persuadirnos de la verosimilitud de unos sentimientos que nacían en el corazón de estos dos seres retorcidos, vendidos como ángeles laicos que parecía hubieran descendido del cielo para convertirse en el referente de la música agropecuaria cuando, en realidad, no eran más que mortales herederos de la personalidad de Caín porque, para qué vamos a engañarnos, aquí no aparece otro Abel, que la inocente nariz de Lucas que se muestra como golpeada por la quijada de un burro.

La ruptura de la pareja y sus consecuencias en nuestra cultura, creo que pueden igualar en importancia a la del Dúo Sacapuntas. Las puñaladas traperas, que no merecería recibir ni el peluquero de ambos, transpiran odio, desprecio y envidia, y han sido parte de una catarata de descalificaciones rotundas que han bastado para crear una deprimente imagen de dos seres chabacanos. Cada intervención en los medios ha sido como la punta de un iceberg que ha emitido tal cantidad de rencor, que la imaginación del espectador ha podido construir sin dificultad un paisaje irrespirable, en el que han explotado todos los complejos anímicos de los dos energúmenos.

Andy y Lucas son la versión cañí de Tina y Ike Turner, Yoko Ono y John Lennon, Picasso y Dora Maar, Madonna y Guy Ritchie, Jay-Z y Beyoncé: parejas que hicieron público un cruce de acusaciones después de separarse, pero que jamás alcanzaron la ausencia absoluta de educación que ha exhibido el dúo gaditano. “Me debe la vida. Cuando la Covid-19 necesitaba dinero le dejé 60.000 euros, y todavía no me los ha devuelto. Él siempre ha sido un vago. Se levanta a las 3 de la tarde. No ha puesto dinero para carteles, ni mupis, ni vallas, ni para adelantos… y dice que cobra 2.000 euros. Pedazo de sinvergüenza”, declaró Lucas en el programa El tiempo justo, de Telecinco. “Si es que es tonto, es que está muy mal aconsejado. Tiene un séquito al lado que es veneno puro. Es un pájaro”, afirmó después. Y finalmente concluyó: “Esas canciones son de Lucas González. Yo he vendido los derechos de las canciones, pero siguen siendo mías. Eso que no se confunda”. Declaraciones a las que respondió Andy asegurando “que no va a entrar en su juego”, tras haber acusado previamente a su compañero de no pagarle el dinero de las escuchas de Spotify.

Ahora, tras las bochornosas descalificaciones entre ambos, Lucas González —que ha visitado en Barcelona el centro hospitalario donde han revisado el estado de su nariz— ha declarado encontrarse bien y con muchas ganas, y se ha mostrado optimista al afirmar: “Esto ha regenerado como tiene que regenerar, y ahora, después de las fiestas, volvemos a hacer otra visita y ya pillamos cita para la operación”. Además, hizo públicas las directrices que le había dado el doctor: “Que me haga mis lavados nasales, mis tiritas y que lleve una vida sana, cómo he llevado siempre”. Quizá sea ese el deseo de Lucas: querer hacernos ver espejismos porque, aun siendo la oratoria un arte menor, no puede estar nunca reñida con el sentido común; pues, por muy garrulo que sea el conocimiento o el pensamiento de quienes le escuchan, el hundimiento de su tabique nasal solo puede deberse a una infección, a un desafortunado procedimiento quirúrgico que no consta, o a la exposición a sustancias químicas irritantes, por lo que no se puede producir llevando la vida sana que siempre ha llevado.

Así que, mientras Lucas, en el papel de John Lennon, intenta enderezarse el tabique y Andy, como Yoko Ono, enderezarse la conciencia, sólo cabe desearles suerte: a uno con el bisturí, y al otro con la memoria, no vaya a ser que se le olvide quién le debe qué… y terminen pidiendo ambos una reconstrucción, aunque sea moral. Pero quizá, cuando Lucas salga del quirófano con la nariz reconstruida, decida también reconstruir su amistad con Andy… aunque visto lo visto, ninguna de las dos cosas tiene posibilidad alguna de recuperarse.

Jean Hippolyte Gondre.

NOTICIAS RELACIONADAS

Relacionados Posts

Premiados de la XX edición de 'Los mejores de PR'

Noticias recientes

SUSCRÍBETE

Suscríbete a nuestro boletín y no te pierdas las noticias más relevantes y exclusivas.