Monica González Ortín, Country manager en Axicom

Durante la última DANA, los avisos y actualizaciones circularon con una rapidez adecuada al ritmo de la emergencia, y tanto AEMET como Protección Civil reforzaron la difusión en tiempo real a través de sus canales oficiales. La coordinación con los protocolos del Sistema Nacional de Protección Civil permitió trasladar información meteorológica y recomendaciones de autoprotección de forma ágil para la ciudadanía.
“Se volvió a evidenciar un reto estructural como es a falta de homogeneidad en los mensajes entre administraciones con competencias en emergencias, movilidad y gestión urbana.”
Cuando cada organismo comunica con matices propios, la interpretación por parte del público se vuelve desigual y dificulta la toma de decisiones. En contextos de tanto riesgo, la coherencia del mensaje es tan estratégica como la velocidad con la que se emite. Cuando se habla en distintos códigos, hay ruido, se producen duplicidades y esto genera confusión para la población.
En gestión de crisis, la uniformidad del mensaje no es un lujo sino que es un factor estratégico en el que no basta con comunicar rápido, sino al unísono. Esa orquestación todavía está lejos del nivel que exige un riesgo meteorológico de alta intensidad.
La lección principal es que se necesita un marco de comunicación de emergencias plenamente integrado, con mensajes consistentes, protocolos compartidos y un compromiso real con la información orientada a la acción. La comunicación no es un complemento, sino una infraestructura crítica, y debe tratarse como tal y con una orientación permanente al interés público.
Pavel Ramírez, periodista y consultor sénior de comunicación en Estudio de Comunicación

Más de un año después del desastre de la DANA, sorprende que siga dándose voz en los medios a quienes distorsionan los mecanismos de actuación durante una crisis de este tipo. Este tipo de comunicación influida por la politización de la tragedia no hace más que sembrar dudas sobre el protocolo a seguir en estos casos. Un protocolo que es claro, transparente y que jamás debería haber sido el objeto de las informaciones publicadas desde entonces.
“El verdadero problema que subyace es que esa polarización ha derivado, especialmente durante los días críticos de la DANA, en una avalancha de fake news que ha intentado desde lapidar la confianza en las instituciones hasta amplificar el alcance de la tragedia, como el conocido caso del parking de un centro comercial valenciano inundado, supuestamente plagado de cadáveres. Todo ello por un puñado de likes en redes sociales o de visitas a la web.”
Aunque no todos, muchos medios participaron de este dislate. Y, por eso, mi conclusión es que la gestión de la comunicación durante la DANA solo tuvo dos grandes motivaciones: el rédito político y el interés económico.
Seguiremos Comunicando…










