En la Tierra a lunes, diciembre 29, 2025

2 DE CADA 3 PUBLICACIONES EN RRSS DURANTE 2025 SE FORMULARON EN PRIMERA PERSONA

Un estudio revela que el “yo” domina la manera en que los españoles expresamos el malestar social en las RRSS

LAS MENCIONES AL INDIVIDUO – YO, ME, MI – ALCANZAN LOS 65 MILLONES A LO LARGO DEL AÑO, FRENTE A LOS 36 MILLONES DE REFERENCIAS AL GRUPO -NOSOTROS, NOS, NUESTRO-

La agenda informativa refleja esta misma tendencia, aunque con menor peso que la conversación digital. Las noticias vinculadas al individualismo pasan de unas 3.000 publicaciones mensuales a comienzos de 2025 a más de 5.500 en el último trimestre.

¿Nos hemos vuelto más individualistas? Un estudio elaborado por el área de Investigación y Social Listening de ATREVIA muestra que, aunque no necesariamente lo somos, hablamos como si lo fuéramos. Un análisis, basado en millones de mensajes publicados a lo largo de 2025, muestra un cambio claro en la forma de expresar el malestar social. No mide valores ni actitudes, sino lenguaje. Y el lenguaje ha virado hacia el singular.

La huella más clara aparece en un dato que resume todo el fenómeno: 2 de cada 3 publicaciones en redes sociales se formulan en primera persona. En total, las menciones al individuo –yo, me, mi– alcanzan 65 millones a lo largo del año, frente a los 36 millones de referencias al grupo –nosotros, nos, nuestro-. El “yo” se ha convertido en el punto de partida natural para explicar lo que nos preocupa, lo que sentimos y lo que no funciona. No como ideología, sino como hábito discursivo.

Esa tendencia se refuerza al observar cómo se articula el propio malestar. El discurso individual no se expresa tanto a través de experiencias elaboradas (“en mi caso”, “yo he vivido…”) -275.000 menciones- como de emociones inmediatas: “me siento”, “no puedo más”, “estoy cansado”. Estas últimas superan las 782.000 menciones. La emoción triplica al relato. El resultado es una conversación cargada de sensaciones personales, rápidas y directas, donde el contexto colectivo casi nunca aparece.

Mientras tanto, lo colectivo sigue presente en el lenguaje, pero desde una distancia creciente. Las referencias amplias – “la gente”, “la sociedad”, “este país”, “todos”- suman 41 millones de menciones, pero en más del 80 % de los casos se utilizan como categorías externas, casi como objetos de observación.

El “nosotros” está ahí, pero no se habita: solo 1 de cada 40 menciones colectivas expresa una identidad realmente compartida. Las experiencias comunes -“entre todos”, “como sociedad”, “nos pasa”- aparecen, pero su volumen es pequeño: unas 934.000 menciones en todo el año, lejos del peso del discurso individual. Existen, pero no contrapesan la fuerza del “yo”.

A esto se suma un matiz relevante: el individualismo no siempre se expresa como queja. También adopta la forma de retirada. Expresiones como “yo paso”, “a mí me da igual” o “cada uno a lo suyo” superan las 200.000 menciones, y en uno de cada cuatro mensajes individuales con carga emocional aparece algún tipo de desconexión. Es el cansancio del marco colectivo, no la confrontación con él.

El espejo mediático

La agenda informativa refleja esta misma tendencia, aunque con menor peso que la conversación digital. Las noticias vinculadas al individualismo pasan de unas 3.000 publicaciones mensuales a comienzos de 2025 a más de 5.500 en el último trimestre.

(Evolución de las publicaciones sobre individualismo en la agenda mediática española)

El individualismo deja de ser un concepto marginal para convertirse en una lente frecuente en la cobertura de comportamientos, tensiones y malestares sociales. Los medios no originan este cambio, pero lo amplifican.

Conclusión

El estudio no sugiere que seamos más individualistas, sino que hemos aprendido a hablar más en singular. El malestar se formula desde el “yo”, las emociones personales ocupan el centro del relato y lo colectivo aparece más como una categoría abstracta que como un espacio vivido. La conversación pública sigue llena de voces, pero menos conectadas entre sí.

El reto no pasa por cambiar cómo somos, sino cómo contamos lo que nos pasa. Porque cuando los problemas se expresan solo en primera persona, dejan de parecer comunes. Y es entonces cuando parecemos más individualistas de lo que realmente somos.

Seguiremos Comunicando…

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