El Servicio de Otorrinolaringología del Hospital HM Rosaleda de Santiago es el de los pocos de España que utiliza cirugía endoscópica de cuello para intervenciones de tiroides, paratiroides y glándula submaxilar. El programa, que fue implantado hace diez años por el Dr. Pablo Parente, jefe del servicio de Otorrinolaringología del centro compostelano de HM Hospitales, ha permitido reducir al mínimo las secuelas en este tipo de intervenciones en el cuello, que cada vez son más frecuentes.
La cirugía de extirpación de la glándula tiroides, tanto completa (tiroidectomía total) como parcial (hemitiroidectomía) es una técnica muy utilizada en la actualidad dada la prevalencia de patología tiroidea en la sociedad: bocio, hipotiroidismo o hipertiroidismo, nódulos tiroideos o cáncer de tiroides.
La cirugía tradicional, que se ha realizado durante más de un siglo, es segura y su índice de complicaciones es bajo, pero puede provocar problemas estéticos que resultan muy visibles, ya que la incisión se realiza en la zona central del cuello, el lugar en el que se localiza el tiroides. “Por ese motivo se han desarrollado nuevas técnicas que minimizan la incisión y mejoran el resultado estético”, explica el Dr. Pablo Parente.
Los avances técnicos tanto en imagen como en equipos y material médico han posibilitado la introducción, en el abordaje del cuello, de la cirugía endoscópica, ampliamente utilizada en cirugía abdominal, artroscopia y cirugía torácica. “La cirugía endoscópica de cuello nos permite realizar cirugías mínimamente invasivas en abordajes cervicales, sobre todo en tiroides y paratiroides, pero también en glándulas salivares (submaxilar) y quistes cervicales”, explica el Dr. Javier Lage, especialista en Otorrinolaringología del Hospital HM Rosaleda.
Seguridad, eficacia y estética
La MIVAT (Tiroidectomía Minimamente Invasiva Vídeo-Asistida) es una técnica que combina “la seguridad y buenos resultados de la cirugía tiroidea convencional, con un excelente resultado estético y permite disminuir la estancia hospitalaria y el dolor postquirurgico”, indica el Dr. Parente. La incisión necesaria para llevar a cabo una endoscopia es de apenas 1,5 o 2 centímetros, en comparación con los 5 o 6 de la hemitiroidectomía o mayor en casos de tiroidectomía total.
A través de esta pequeña incisión se introducen una cámara (endoscopio) y material quirúrgico específico para poder realizar la totalidad de la cirugía. “Con esta técnica podemos abordar la mayoría de la patología de la glándula tiroidea subsidiaria de cirugía: nódulos, cáncer de tiroides o hipertiroidismo”, señalan desde el Servicio de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello del Hospital HM Rosaleda.
La única excepción son los bocios grandes, “ya que no es posible extraer una glándula mayor de 5 centímetros por una incisión tan pequeña”, según expresa el Dr. Parente. Otra ventaja de esta técnica quirúrgica es que, al reducir el daño sobre los tejidos, se reduce también el riesgo de sangrado o de parálisis del nervio recurrente, y, además, la recuperación postquirúrgica suele ser más rápida y menos dolorosa.
Cirugía de paratiroides
La misma técnica se emplea también para la cirugía de las glándulas paratiroideas, que son cuatro y están alojadas justo detrás del tiroides. La cirugía convencional se realiza con una incisión de 5 o 6 centímetros que permite levantar la glándula tiroidea y buscar debajo de la misma la glándula paratiroidea anómala. Con la MIVAP, y gracias a la introducción del endoscopio, “a través de una mínima incisión de 1,5 centímetros, somos capaces de buscar la glándula paratiroidea y extirparla, reduciendo los riesgos, el dolor y la cicatriz resultante”, manifiesta el Dr. Lage.