Este lunes, TVE albergará el primer debate electoral de la campaña, que tendrá su continuación solo 24 horas después en Atresmedia. El hecho de que ambos espacios se produzcan a menos de una semana de la celebración de los comicios obliga a Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera a no cometer ningún fallo, ya que el margen de maniobra en caso de cometer algún desliz es mínimo.
La ajustada lucha entre el bloque de izquierda y el de derecha ha llevado a los equipos de comunicación de los cuatro principales candidatos a La Moncloa a afinar su discurso, marcando con precisión de cirujano las líneas maestras de su discurso, especialmente en temas complejos como Cataluña, el feminismo, los pactos postelectorales o las políticas sociales.
Pedro Sánchez, encajador de golpes nato
Todo apunta a que Pedro Sánchez ocupará la diana de sus rivales, especialmente de Casado y Rivera. El actual presidente del Gobierno había optado por una campaña de perfil bajo para evitar el desgaste aunque la problemática de la organización de los debates ha abierto una brecha en su estrategia que sus competidores intentarán explorar.
Consciente del buen resultado que le auguran los sondeos, Sánchez buscará mandar un mensaje de serenidad y estabilidad, presentándose como la única alternativa real al ‘trío de Colón’ y al auge de la extrema derecha y defendiendo los avances sociales que se han dado en su corta legislatura. Con respecto a Iglesias, se espera que el candidato del PSOE mantenga una política de no agresión, ya que ambos son conscientes de que se necesitan mutuamente y que su electorado no les perdonaría su volvieran a repetir la situación sucedida en las elecciones de 2015.
Pablo Casado, al ataque sin complejos
El principal escollo de Pedro Sánchez para estos debates tiene nombre propio: Cataluña. El clima de tensión que se respira en torno a la situación política de la región será una de las principales armas de Pablo Casado, que intentará desmontar el discurso del socialista insistiendo el preguntar al presidente del Gobierno acerca de si indultará a los responsables del procés en caso de revalidar su mandato en las urnas el 28 de abril.
En previsión del daño que puede infringirles Vox, el líder del Partido Popular utilizará un discurso duro para fidelizar a sus votantes más conservadores, en la línea de Cayetana Álvarez de Toledo. La formación buscará mostrarse como la única opción seria y con posibilidades para frenar al ‘gobierno Frankenstein’ y al separatismo, reforzando su lema de campaña, Valor seguro. Eso sí, Casado deberá tener cuidado con las formas, ya que cualquier mínima bravata se convertirá en una oportunidad para sus rivales políticos.
Albert Rivera y el difícil arte del equilibrismo
Por su parte, Albert Rivera se enfrenta a una de las posiciones más complicadas. El candidato de Ciudadanos tiene ante sí el reto de convencer a los votantes de centro indecisos, lo que le obliga a combinar los mensajes duros contra Sánchez con una cara más amable y progresista que la de sus probables compañeros de pacto, PP y Vox.
Más allá de intentar dañar a Pedro Sánchez con Cataluña, el líder de la formación naranja intentará desligarse de la tensión y la crispación, apostando por anunciar medidas que puedan ayudar a los que aún no tienen decidido su voto. Rivera también deberá mostrarse fiable en el duelo dialéctico, uno de sus principales puntos fuertes, y no caer en la polarización que pretende implantar el PP, un escenario que no beneficiaría en nada a Ciudadanos.
Pablo Iglesias, a por otro ‘minuto de oro’ para el recuerdo
Pablo Iglesias es el que más cosas se juega en este doble debate electoral. El candidato de Unidas Podemos ha fiado su remontada al tramo final de la campaña, por lo que necesita bordar y acertar en todas y cada una de sus intervenciones. El principal objetivo de Iglesias será mostrarse como la palanca del cambio real, presentándose como el componente necesario que obligue al PSOE a poner en marcha sus medidas más progresistas.
Además, deberá convencer a los votantes de izquierda desencantados y movilizarles para su causa, un detalle que marcará de forma decisiva tanto el futuro de la formación morada como el suyo como líder de la misma. Pablo Iglesias es consciente del desgaste que ha sufrido en los últimos años pero también sabe que el directo es una de sus principales bazas, lo que le llevará a intentar repetir el aplaudido ‘minuto de oro’ que protagonizó en el debate electoral de 2015.
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