En la Tierra a viernes, noviembre 15, 2024

El ejercicio físico mejora la calidad de vida de los pacientes oncológicos

Históricamente la patología tumoral se ha asociado con mal pronóstico, escasa calidad de vida y mínima eficacia de los tratamientos antineoplásicos. Sin embargo, en los últimos años, los importantes avances obtenidos, la aparición de nuevos fármacos, los tratamientos biológicos, la inmunoterapia y sus distintas combinaciones han conseguido extraordinarios resultados, aumento muy significativo de la supervivencia y, en la mayoría de los casos, una demostrada mejoría de la calidad de vida de los pacientes oncológicos.

Según el jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital La Luz, Dr. Alejandro Riquelme, “actualmente, podemos hablar de buen pronóstico en la mayoría de nuestros pacientes, que además mantienen y mejoran su calidad de vida, continuando e intensificando cada vez más su actividad cotidiana; hoy podemos hablar de largos supervivientes. Esta terminología hace referencia a pacientes diagnosticados de un cáncer en cualquiera de sus estadios y localizaciones que, gracias al manejo multidisciplinar, se curan o sobreviven lo suficiente como para poder desarrollar complicaciones a largo plazo, derivadas de los tratamientos recibidos o de otros factores como la edad, el sexo o factores ambientales conocidos”.

Teniendo en cuenta este cambio de paradigma, la Oncología Médica marca nuevos objetivos terapéuticos con sus pacientes, buscando aumentar su supervivencia pero sin olvidar la mejora de la calidad de vida, la disminución y prevención de toxicidades a medio y largo plazo y evitar, en la medida de lo posible, la aparición de otras enfermedades o procesos paralelos e intercurrentes a lo largo de su evolución.

La Medicina Integrativa, que jamás se debe confundir con medicina alternativa, atiende a la persona como un todo y hace uso de todas las aproximaciones terapéuticas apropiadas, profesionales de la salud y disciplinas para conseguir una salud óptima. Para el doctor Alejandro Riquelme, el paciente debe ser valorado de forma global en todas y cada una de sus esferas por distintos especialistas y modalidades según las necesidades individuales.

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Esta visión integral del paciente – continua Riquelme-, incluye un manejo médico multidiciplinar; una colaboración transversal de los distintos especialistas médicos implicados; una comunicación íntima y bidireccional con otros profesionales de la salud, como los equipos de enfermería y psico-oncología. También es necesario contar con la estrecha colaboración de expertos nutricionistas y fisioterapeutas especializados y con la novedosa e indispensable ayuda de especialistas en ejercicio físico adaptado para los pacientes oncológicos.

Desde hace tiempo se sabe que el estilo de vida, el ejercicio físico y la dieta son factores que influyen claramente en nuestra salud, mejorando nuestra calidad de vida, disminuyendo el riesgo cardiovascular y la aparición de otras enfermedades. Sin embargo, probablemente debido al conocido mal pronóstico, la relación de estos factores con la mejoría de los pacientes oncológicos no había sido científicamente demostrada hasta hace relativamente poco.

“Dado el importante beneficio y su evidencia demostrada, las sociedades médicas de nuestro país han comenzado a recomendar y promocionar el ejercicio físico. En los dos últimos años, son numerosos los estudios que demuestran el beneficio del ejercicio físico en los pacientes oncológicos”, asevera el doctor Alejandro Riquelme.

Tal y como explica el jefe de servicio de Oncología Médica del Hospital La Luz, un ejercicio físico específico y supervisado, mejora significativamente la calidad de vida de los pacientes en tratamiento e incluso en aquellos que ya no lo están recibiendo, además, disminuye la toxicidad y mejora la tolerancia de los fármacos, permitiendo completar el plan preestablecido, consiguiendo más frecuentemente los resultados esperados y, por tanto, mejorando la supervivencia de estos enfermos.

“Síntomas tan frecuentes en nuestros pacientes y de tan difícil manejo con las terapias convencionales como la astenia, la fatiga, la neuropatía periférica, la ansiedad e incluso la disminución de la líbido, ya sean secundarios a los tratamientos recibidos o a la propia enfermedad, mejoran con el ejercicio físico. Establecer una rutina de ejercicio físico promueve la constancia, el auto-cuidado y la adherencia al tratamiento”, afirma el doctor. 

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