En la Tierra a sábado, diciembre 21, 2024

Llevar una vida saludable y controlar los factores de riesgo vascular, fundamental para prevenir el ictus cerebral

Cada año, entre 135 y 175 personas por cada 100.000 habitantes sufren un ictus en España, afectando a uno de cada seis españoles a lo largo de su vida. Sin embargo, se trata de una enfermedad prevenible. De ello se ha hablado en la charla El ictus cerebral es tratable, enmarcada en la Semana de la Salud 2019 e impartida en el Centro Santa Rosa de Lima (Pinto) por el Dr. Javier Pardo, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileña.

Entre los factores de riesgo de esta enfermedad cerebrovascular, cuyo índice de mortalidad se encuentra en torno al 14 por ciento y es la primera causa de muerte en mujeres, se encuentran, entre otros, la diabetes, la hipertensión arterial, el tabaquismo o el consumo de alcohol.

Por ello, durante la ponencia, el Dr. Pardo ha apuntado que nunca es pronto para prevenir el ictus y ha aconsejado llevar una vida saludable en todas y cada una de las etapas de la vida. En la actualidad, a pesar de que la población está más concienciada con su salud y trata de cuidarse más que nunca, “seguimos sin comer tan bien como deberíamos ni hacemos el deporte que se aconseja semanalmente”, asegura el especialista. Además, señala, “otra de las medidas que se deben tomar para prevenir el ictus es el control de factores de riesgo vascular”.

Lenguaje, la movilidad y el equilibrio

Los signos de alerta ante el ictus afectan a tres áreas fundamentales de la función neurológica: el lenguaje, la movilidad y el equilibrio. Estos pueden ser “trastorno del lenguaje, visión, equilibrio, pérdida de fuerza… y todos ellos se pueden dar de forma simultánea o individual y, también, presentarse bruscamente”, señala el Dr. Pardo.

En este sentido, si se identifica cualquiera de estos síntomas, lo primero que se debe hacer es llamar al 112, ya que una rápida actuación es de vital importancia para el futuro del paciente. Y es que, tal y como sostiene el jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Infanta Elena, “de la precocidad en la identificación del ictus depende que la curación y mejora de la calidad de vida puedan llegar a ser muy altos”. La detección precoz es fundamental dado que las secuelas, que son amplias y dependen del área dañada, pueden ir desde ninguna afectación hasta tener una discapacidad severa permanente, concluye.

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