Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos por depresión afectan a más de 300 millones de personas en el mundo y por ansiedad a 260 millones. Muchas personas padecen ambos trastornos. Son problemas habituales de salud mental que afectan la capacidad de trabajo y la productividad. De acuerdo con un estudio reciente de la OMS, se estima que los trastornos por depresión y por ansiedad cuestan anualmente a la economía mundial 1 billón de dólares en pérdida de productividad. Ser hombre o mujer no sólo puede influir en la prevalencia de estos trastornos mentales, sino también en la manifestación y expresión de los síntomas, la voluntad para solicitar asistencia psicológica, respuesta al tratamiento y trayectoria de la enfermedad.
Las mujeres en edad reproductiva son más vulnerables a desarrollar estos trastornos, aproximadamente unas 2 o 3 veces más que los hombres. Para Elena De Iracheta Ruíz, psicóloga clínica de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, las alteraciones psicológicas caracterizadas por la angustia, el pánico inesperado y repetido es doblemente frecuente en mujeres que en hombres y la edad de inicio también es diferente, en hombres entre los 15 y los 24 años y en mujeres entre los 35 y los 44 años de edad. Este trastorno es más severo en mujeres, los síntomas son predominantemente respiratorios, y en los hombres son más gastrointestinales acompañados de intensa sudoración.
Algunos factores que pueden influir en estas diferencias son las fluctuaciones hormonales en las mujeres ya que se ha demostrado que los cambios en las hormonas premenstruales contribuyen a episodios de pánico. Otro de los trastornos de ansiedad más incapacitantes, es la agorafobia. Es el temor obsesivo ante los espacios abiertos. “Al sufrir un trastorno de angustia o pánico tienden a encerrarse en casa y no querer salir. Afecta a un 7-9% de mujeres frente a un 3-4% de hombres (en población general), presentando la mujer mayor severidad en sus síntomas y peor calidad de vida”, asegura Elena De Iracheta.
Pero existen más enfermedades mentales, generalmente que afectan más a la mujer que al hombre. Tal y como explica la experta en psicología clínica, Elena De Iracheta, el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), consiste en una preocupación excesiva e incontrolable sobre problemas cotidianos. Numerosos estudios aseguran un empeoramiento premenstrual de los síntomas del TAG, aunque se desconocen los mecanismos del porqué de este agravamiento.
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), no presenta diferencias sexuales en su incidencia, pero si algunas curiosidades –continua la especialista -, en el hombre el comienzo de los primeros síntomas es más precoz, coincidiendo con la pubertad, mientras que en mujeres no suele manifestarse antes de los 20 años, altamente asociado a embarazos.
Investigaciones sobre el TOC se han centrado en los cambios hormonales y se han comprobado que existen tanto en la fase premenstrual/menstrual, y también tras el embarazo y la menopausia, confirmándose la interrelación entre los cambios cíclicos menstruales y las recaídas y fluctuaciones en los síntomas de este trastorno.
“Las fobias específicas o miedos excesivos a un objeto o situación particular (arañas, ascensores, aviones, conducir, agujas, sangre…), o el trastorno por estrés postraumático (TEP), agudo o crónico, son síntomas presentes en la fase premenstrual del ciclo así como en mujeres embarazadas”, asevera Iracheta.