La menopausia es la etapa de la vida de la mujer donde deja de tener menstruaciones. Su edad de aparición está entre los 50 y los 51 años, no obstante, se considera normal que aparezca entre los 45 y 55 años. Cuando el cese definitivo de la menstruación se produce antes de los 45 años estamos en presencia de una menopausia precoz y cuando el cese es después de los 55 años hablamos de una menopausia tardía.
Por lo general, la menopausia precoz no es muy frecuente y sus principales causas son genéticas y quirúrgicas. Tal y como explica el jefe de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, el profesor Juan José Vidal Peláez, “las genéticas dan lugar a un fallo ovárico prematuro y son difíciles de determinar y lo único que podemos hacer es realizar una historia familiar para valorar los antecedentes, en cuanto a las causas quirúrgicas, son dos: la extirpación del útero o la extirpación de ovarios”.
Si lo que se ha extirpado previamente es el útero, -indica el profesor Vidal Peláez -, pero se han conservado los ovarios, la paciente no tendrá menstruaciones, pero tampoco tendrá los síntomas de la menopausia, es decir, sofocos, insomnio, tendencias depresivas, sequedad vaginal, pérdida de la apetencia sexual y osteoporosis. Si lo que se ha extirpado son los ovarios, generalmente por procesos tumorales, tampoco habrá menstruaciones y se producirá toda la sintomatología mencionada por falta de hormonas.
“Además de las causas genéticas y quirúrgicas, hay otras causas menos frecuentes que pueden adelantar la edad de la menopausia, como los problemas endocrinos del tiroides o de las suprarrenales o problemas derivados de la quimioterapia o radioterapia cuando se han utilizado previamente estos tratamientos oncológicos”, añade el especialista.
Como factores que también influyen en el adelantamiento de la menopausia “se ha comprobado que el sobrepeso, el consumo excesivo de tabaco y el sedentarismo excesivo pueden favorecer el cese prematuro de la menstruación”.
El tratamiento dependerá de la intensidad de los síntomas, “pero lo que realmente soluciona el problema es el tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos y progesterona, aunque desgraciadamente no se puede aplicar a todas las mujeres ya que están contraindicados si existen problemas circulatorios, cardiológicos o antecedentes familiares de cánceres de mama”, concluye el profesor Juan José Vidal.