#0 estrena este jueves a partir de las 22:00 horas ETA, el final del silencio, una serie de siete episodios dirigida por Jon Sistiaga en la que se hace un homenaje a todas las víctimas del terrorismo, contando su historia de manera individual y colectiva, con sus testimonios y su mirada sobre un conflicto que les causó tanto dolor y daños irreparables.
“Es difícil hacer algo diferente de ETA porque da la sensación de que ya todo está contado pero creo que están empezando a aflorar unas nuevas narrativas y fórmulas para contar cosas que todavía no se habían contado durante aquellos años”, asegura el periodista, que destaca que el espacio “llega 10 años después del último atentado de ETA y dos años después de su disolución. Ahora, muchas personas que estaban atenazadas por el miedo y el terror están dispuestas a hablar sobre historias que vivieron y que han permanecido escondidas”.
Cuestionado por qué ha sido lo más difícil a nivel personal de la grabación del programa, Sistiaga ha indicado que no ha habido nada que le haya costado especialmente. “Soy un tipo de 51 años que ha hecho mucha información de terrorismo y de ETA, que es del País Vasco y se lo sabe todo y con una trayectoria profesional que se ha situado en luchares de conflicto y guerra. Mi acercamiento a la violencia es bastante habitual aunque no tuviera esa cercanía emocional”, explica.
Por el contrario, el comunicador indica que lo que más le ha gustado es “que todos los personajes con los que he hablado han entendido lo que les pedía, el potencial simbólico de sus testimonios y que lo iba a tratar de una manera sincera y honesta, que no iba a haber lo que muchos temen siempre, manipulación emocional, política o editorial. Me ha reconfortado que hayan confiado en mi trayectoria para decir ‘contigo, sí’”.
“Es necesario leer las páginas antes de pasarlas”
El final del silencio comienza con la emisión de Zubiak, el primero de los siete episodios que compone el espacio y, quizás, el más especial: Meixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jaúregui, invita a comer a Ibon Etxezarreta, uno de los etarras que participó en el atentado de su marido y por el que cumple 43 años de condena. “Es un encuentro restaurativo en el que el etarra arrepentido hace una enmienda total a su vida pasada como miembro de ETA y muestra su arrepentimiento. Me ha impresionado la bondad de una víctima del terrorismo que es capaz de sentarse con el asesino de su marido. En esta serie hay mucho subtexto para el que quiera entenderlo”, remarca.
“Zubiak es una historia de reconciliación pero también de memoria y dignidad. Se pueden sacar muchas conclusiones: si ellos han podido, ¿por qué no pueden otros? Es verdad que ella es una víctima muy especial porque es capaz de sentarse con el asesino de su marido pero hay más gente como ella. Y él es un ejemplo de la deslegitimación de la violencia que se ha quedado en tierra de nadie porque para gran parte de la sociedad seguirá siendo un puto etarra y para los suyos es un traidor. No pretendo que todo el mundo lo entienda, solo que sepan que hay otras historias por ahí”, añade Sistiaga.
El periodista cree que “es necesario que la gente lea las páginas antes de pasar por encima”. “Hay una cierta comodidad en el País Vasco de no hablar de aquello porque así no tenemos que interpelarnos cada uno dónde estábamos, qué hicimos o qué dejamos de hacer. Ahora que no hay una amenaza y se puede hablar en alto sin tener una diana en tu casa, hay que contar lo que ocurrió para que todos sepamos dónde estábamos en cada momento. La amnesia es lo peor que le puede pasar a un lugar que ha vivido bajo la violencia”, remata.
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