Descansado y con un tono de piel propio de los costeños el presidente del Gobierno ha regresado de su retiro espiritual. Tarde y mal, pero ha vuelto. Y lo ha hecho apoyando sin ningún ápice de crítica a su socio preferente Pablo Iglesias, “mi total confianza y mi total apoyo para Unidas Podemos y para el vicepresidente Pablo Iglesias”, afirmaba el presidente en la rueda de prensa ayer en La Moncloa.
Un apoyo cómplice, un mensaje claro y conciso. La mínima duda del presidente sobre su socio podría hacer tambalear el tan ansiado Gobierno del cambio. Como estrategia política es un buen movimiento, pero como estrategia de responsabilidad institucional y de Gobierno es muy cuestionable. El marketing político es legítimo pero tiene un límite. Aunque Sánchez no sabe de límites, quizás es que ni los tiene. Pedro Sánchez lidera un Gobierno que sabe muy poco de dignidad política, por no decir, que no sabe nada.
Los movimientos a golpe de estrategia ya no sorprenden. El todopoderoso consultor de Pedro debería saber que lo mucho aburre. La falta de credibilidad del Gobierno se legitima en cada movimiento. El marketing de fotos, ya no es tan visual. El marketing de mirar hacia otro lado con el aumento de casos de Covid-19 ya no es creíble. Señor Redondo, ¿En qué piensa cuando aconseja a su querido Presidente?, la respuesta es clara, los españoles en último lugar.
Lo mismo ocurre con la ‘Caja B’ de su socio preferente. El apoyo a Pablo Iglesias lo hace cómplice de esta trama cargada de irregularidades. Pero no pasará nada. Tenemos una política que no da la cara, que no afronta sus errores ante la ciudadanía española. El ‘todo son iguales’ está cada vez más presente en este Gobierno, Pedro Sánchez ha perdido el rumbo del sentido de Estado, o quizás, es que nunca llegó a tenerlo.
Aunque la justicia será la encargada de decir si tiene relevancia penal, la relevancia política ya es un hecho. La sombra de la contabilidad irregular de Podemos afea de manera directa al Gobierno de Pedro Sánchez. El apoyo cómplice pone en riesgo la credibilidad del actual Gobierno.
La transparencia es otro factor clave y esencial del sistema democrático. “La transparencia es buena” afirmaba esta semana Margarita Robles. Y sí, es buena, pero cuando se aplica. Pablo Iglesias con el apoyo de Sánchez no dará cuentas de la denominada ‘campaña de las derechas’ en contra de su partido. Otro movimiento estratégico y es que se ha perdido el don de Gobernar haciendo política.
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