A ello han contribuido las constantes críticas del PP haciéndoles cómplices de Sánchez. Los populares les ceden espacio con sus ataques mientras las encuestas aventuran su subida y el CIS castiga a Pablo Iglesias.
Desde que la Tecnológica desterró a Vox de Twiter, como ya hiciera con Trump, la formación ha sido el centro de las noticias. Pero ha sido su abstención para permitir que Pedro Sánchez pudiera sacar adelante las medidas para el reparto de los fondos europeos lo que le ha permitido ganar espacio mediático.
El giro de Abascal sorprendió a todo el arco parlamentario y dejó sin argumentos al PP, que ve en la estrategia una manera de captar el voto constitucionalista en Cataluña. El temor al que consideran su rival, facilita el altavoz de Vox en la campaña al señalarle continuamente y darle la oportunidad de contestar a los ataques. Sin Twiter, la formación hubiera visto mermadas las posibilidades de difusión de su mensaje, teniendo en cuenta que, desde su nacimiento, ha basado su estrategia de comunicación política en las redes sociales. Sin embargo, el protagonismo que le otorgan los populares, le permite un cuerpo a cuerpo que multiplica sus apariciones en los generalistas, donde los de Abascal siempre se han sentido maltratados.
El argumentario del PP, identificando a Abascal con Sánchez, da oxígeno a la ultraderecha para posicionarse en el mapa conservador catalán, al defender que su apoyo fue precisamente para taponar los intereses de los independentistas. Y ello, mientras las encuestas otorgan un hueco a Vox y el CIS confirma la grave crisis de imagen por la que atraviesa Pablo Iglesias. Claro, que el barómetro está tan en declive como el vicepresidente.
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