Además, la cascada de dimisiones en Ciudadanos tiene en la cuerda floja a los que se refugiaron en la Asamblea de Madrid. Con la formación descabezada, Begoña Villacís es la máxima exponente de Ciudadanos en Madrid, pero todos los jefes de prensa afectados por el tsunami no caben en la Vicealcaldía.
El alcalde, José Luis Martínez Almeida ya tuvo que aceptar los compromisos de su partido para recolocar en los gabinetes a los enchufados de Génova, de ex presidentes, ex ministros, ex secretarios y otros compromisos propios. Villacís tiene, por tanto, poco margen de maniobra para acoger a los huérfanos de la debacle electoral. Convertida en la máxima representante de lo que queda de su partido, la vicealcaldesa y el alcalde no tienen la mejor relación, por más que se empeñen en disimular, y el trasvase de supervivientes del naufragio naranja no sería fácil en ningún caso.
En la Comunidad, Ayuso diseña su nuevo Gobierno, que adelgazará en consejerías. El pacto con Ciudadanos sobredimensionó el Ejecutivo y ahora la popular pretende disminuir las carteras en otro claro ejemplo de zasca a Pedro Sánchez. La medida tendrá consecuencias entre los asesores prensa y muchos de ellos tendrán que salir de las consejerías, como parte de la operación para evidenciar la austeridad en asesores que no practica el presidente del Gobierno.
Los recortes no sólo se llevarán a cabo en los gabinetes de prensa de la Comunidad de Madrid. También las empresas públicas y organismos se verán afectados. Metro de Madrid, la joya de la corona de la región, está en el punto de mira, máxime cuando el ex consejero Ángel Garrido colocó allí a sus personas de confianza. El Canal de Isabel II y los hospitales madrileños son también objeto de deseo para los innumerables candidatos a quedarse con un suculento sueldo público al menos por dos años más.
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