Decenas de expertos en Neurología, Psiquiatría, Psicología Clínica y Enfermería de HM Hospitales se dieron cita ayer en el Auditorio Reina Sofía, del Hospital Universitario HM Sanchinarro para la celebración de la jornada ‘Actualización en Trastornos Afectivos y Conductuales’, que también pudo seguirse en línea.
Este grupo de profesionales sanitarios coincidió en identificar la necesidad de potenciar la interacción entre Neurología y Psiquiatría como un factor clave para identificar y tratar pacientes con deterioro cognitivo o trastornos neuropsiquiátricos, que se ponen de manifiesto como alteraciones afectivas y conductuales. “Están obligadas a dialogar. Tradicionalmente la perspectiva del neurólogo es más biológica, mientas que la del psiquiatra tiene un mayor peso psicosocial. El neurólogo debe aprender del psiquiatra la visión global del proceso cerebral, que incluye aspectos psicológicos y sociales, mientras que el psiquiatra debe ahondar en los mediadores biológicos (estructurales y químicos), con el fin de tipificar y clasificar mejor los procesos psicopatológicos, predecir su curso y en definitiva encontrar tratamientos”, señaló el Dr. Javier Olazarán, organizador de la jornada y director de la Unidad de Trastornos de la Memoria del Centro Integral de Neurociencias AC HM CINAC, ubicada en el Hospital Universitario HM Madrid.
Esta situación abre la puerta a un abordaje multidisciplinar de los distintos síntomas neuropsiquiátricos que aparecen en las enfermedades neurológicas, tales como alteraciones del estado de ánimo, irritabilidad, ansiedad, apatía, desinhibición, impulsividad, hiperactividad motora, vocalizaciones, alteraciones del sueño y trastornos del apetito. Una vez establecido el diagnóstico, los profesionales cuentan con un abanico de posibilidades que van desde la interacción cognitiva mediante la modificación del entorno a los tratamientos farmacológicos. “En el caso particular de los trastornos afectivos y conductuales asociados a las demencias, los tratamientos de corte cognitivo-conductual, basados en la adaptación del entorno a las capacidades residuales del paciente permiten un mayor grado de individualización y son habitualmente más eficaces y seguros que los fármacos”, señala el Dr. Olazarán.
Estimulación cognitiva en HM Madrid
A este respecto se puso de manifiesto los buenos resultados que se están obteniendo con los programas de estimulación, entrenamiento y rehabilitación cognitiva para pacientes con deterioro cognitivo debido a procesos neurológicos tales como la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad cerebrovascular que se realizan en el Hospital Universitario HM Madrid a cargo de un equipo de neuropsicólogos de la Unidad de Trastornos de la Memoria. Para lograrlo se sirven de un abordaje global, es decir, biológico, psicológico y social, de herramientas de diseño propio y de tecnologías disponibles en el mercado, como el entrenamiento cognitivo mediante ordenador y en diversas modalidades individuales o grupales, presenciales o en línea, en función de las características y necesidades del paciente. “Mejoran en su memoria cotidiana y en el desempeño de las actividades de la vida diaria. Si bien en ocasiones no es posible detener el deterioro cognitivo o restaurar por completo la funcionalidad, el paciente aprende a compensar y aceptar su déficit, con la consiguiente mejoría afectiva e integración social. La estimulación, entrenamiento y rehabilitación cognitiva son terapias que se adaptan al paciente y a sus necesidades y que ofrecen un efecto añadido, complementario y a menudo superior al de los fármacos”, destacó el Dr. Olazarán.
Triple eje clínico
Otros temas que se abordaron en esta jornada hicieron referencia al denominado un triple eje clínico, que agrupa una buena parte de los síntomas neuropsiquiátricos: la impulsividad, la depresión y los síntomas psicóticos. El Dr. Ignacio Obeso, neuropsicólogo de HM Puerta del Sur acercó conceptos como la posibilidad de medir y comprender la impulsividad patológica -un fenómeno de tanta actualidad y repercusión social- desde una perspectiva neurocognitiva. En ese sentido, presentó modelos validados en enfermedad de Parkinson y otras enfermedades neurológicas que, a través de una fina discriminación neuroanatómica y cognitiva, abren posibles vías de tratamiento.
La depresión fue el segundo eje conductor de esta parte de la jornada en la que puso de relieve que la depresión y la demencia son procesos muy frecuentes en la población, que a menudo aparecen juntos en el mismo individuo con una frecuencia más elevada que la que cabría esperar por el azar. Es obvio por tanto que existen mecanismos comunes o vías de retroalimentación entre la depresión y la demencia. Es preciso desentrañar estas vías de retroalimentación entre depresión y demencia con el fin de romper el ‘círculo maligno’ y aliviar el sufrimiento personal y la carga social que acarrean.
Otra de las ponencias impartidas hizo referencia al papel de los síntomas psicóticos, esta vez a cargo del Dr. Luis Caballero, jefe de Servicio de Psiquiatría de HM Puerta del Sur. En la misma se puso de manifiesto que, aunque muchas demencias cursan con síntomas psicóticos, los procesos neurodegenerativos asociados al deterioro cognitivo y la esquizofrenia parecen seguir vías fisiopatológicas diferentes. Una de las principales conclusiones fue que la valoración clínica del experto sigue siendo, a día de hoy, el ‘patrón oro’ para el diagnóstico y el manejo de los pacientes con síntomas psicóticos que asocian deterioro cognitivo.
Nuevos tratamientos
La ponencia final versó sobre el horizonte de los nuevos tratamientos farmacológicos para tratar el deterioro cognitivo y los trastornos afectivos y conductuales en los pacientes con demencias neurodegenerativas. La misma corrió a cargo de la Dra. Carmen Gasca, neuróloga de HM CINAC, quien señaló que “son numerosos los fármacos en vías de investigación para el tratamiento de las demencias neurodegenerativas. Pese a todo, en la enfermedad de Alzheimer solo existe aprobación de tratamientos sintomáticos, siendo la última en el año 2003 (memantina). En los últimos 20 años han sido muchos los esfuerzos para obtener un fármaco que modifique la evolución de la enfermedad, sobre todo reduciendo el depósito de proteínas tóxicas, como amiloide o tau, sin haberse obtenido el efecto deseado”.
En ese punto señaló la irrupción del anticuerpo monoclonal aducanumab como última novedad farmacológica orientada a la enfermedad de Alzheimer, lo que supone una novedad farmacológica de primer orden pero que no está exenta de cierta polémica. “En junio de 2021 y bajo mucha controversia, fue aprobado por la FDA aducanumab, un anticuerpo monoclonal que ha demostrado reducir los depósitos de amiloide, pero no hay suficiente evidencia que lo correlacione con un beneficio clínico en los pacientes con enfermedad de Alzheimer. No obstante, siguen realizándose ensayos clínicos sobre estas y otras dianas como la inflamación o la plasticidad sináptica”.
LIFU y barrera hematoencefálica
La Dra. Gasca también identificó una de las posibles causas de la ausencia de beneficio de muchos de estos fármacos y que está relacionada con una prometedora línea de investigación de HM CINAC. “Podría deberse a la presencia de la barrera hematoencefálica que limitaría la entrada de los fármacos al sistema nervioso central; por este motivo, la apertura de esta barrera mediante ultrasonidos focales de baja intensidad (LIFU) es una herramienta prometedora para asegurar la llegada de los fármacos directamente al cerebro”, afirmó. En este sentido, investigadores de HM CINAC, dirigidos por el Dr. José A. Obeso, publicaron en la prestigiosa revista ‘Nature Communications’ en febrero pasado un estudio científico que demuestra que la apertura de la barrera hematoencefálica del cerebro mediante LIFU en pacientes con enfermedad de Parkinson es segura y reversible.
La importancia de este estudio reside en que se abre la puerta a una posible introducción de agentes terapéuticos que frenen la progresión de la enfermedad de Parkinson (la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente), y que también podría ser útil en la enfermedad de Alzheimer, que es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente y la primera causa de deterioro cognitivo.
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