“Fui víctima de abusos sexuales por parte de mi padre cuando era una niña. Pero lo peor para mí fue descubrir, varios años después, que mi hija pequeña también los sufrió de mi expareja”. Así empieza el relato de Nuria Calero, uno de los tres testimonios que protagonizan la nueva campaña de concienciación contra el abuso sexual infantil de la Fundación Vicki Bernadet.
Con motivo del Día Mundial para la Prevención contra el abuso sexual infantil, la Fundación Vicki Bernadet ha presentado su nueva campaña de sensibilización “Cartas sobre la mesa”, creada y producida de forma altruista por Ogilvy Barcelona.
La campaña se basa en el testimonio de tres personas que sufrieron abusos sexuales a lo largo de su infancia y que exponen la realidad de un problema que afecta a uno de cada cinco menores, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La entidad, que lleva más de 25 años abordando la problemática del abuso sexual infantil ofreciendo un espacio de apoyo y recuperación para las víctimas, ha puesto en liza que un 80% de los casos de abusos sexuales se producen en un entorno familiar y ha reclamado una mayor concienciación social para continuar con su labor de asistencia especializada a las víctimas de abuso sexual infantil; formación de profesionales y distintos grupos sociales; y prevención.
Poner cara a las cifras para evitar la indiferencia
La nueva campaña de Ogilvy Barcelona para la Fundación Vicki Bernadet está protagonizada por Nuria Calero, Carles Castells y Mercè Pàmies, tres víctimas de abuso sexual infantil que por primera vez exponen la dura situación que les tocó experimentar y que forman parte de ese 80% de los casos de abusos sexuales que se han producido en un entorno de confianza.
“Cuando hablamos de cifras, acostumbrados como estamos a convivir con estadísticas de centenares de temas, tenemos la sensación de que estas son frías y pueden quedarnos lejos. En esta campaña lo que buscamos es ceder la voz a personas que forman parte de esta estadística, consiguiendo ponerles cara a los números y demostrando que son más allá que una simple cifra”, afirma Enrique Almodóvar, Creative Lead de Ogilvy Barcelona y director creativo de la campaña.
Visibilizar el abuso sexual
El objetivo de la campaña, más allá de fomentar las donaciones y recaudar fondos para la entidad -que desde 1997 trabaja en la atención integral de las víctimas de agresiones sexuales, es la prevención de los casos, la formación de equipos educativos, monitores y familias para detectarlos y la sensibilización social respecto a esta problemática-, es el de ayudar en la visibilización del abuso sexual infantil, un tema tabú en la actualidad.
“Hoy en día, no sabemos cómo reaccionar ante el abuso sexual infantil y siempre nos protegemos bajo el pretexto de que nunca nos va a pasar a nosotros. Y sí, nos pasa y los testimonios de la campaña así lo rubrican. Hemos querido situar el abuso sexual infantil como una problemática real en el imaginario de los adultos”, expresa Almodóvar.
Por su parte, Gabriel García de Oro, Executive Creative Director & Strategy Advisor de Ogilvy Barcelona, afirma que es necesario “trabajar para visibilizar esta problemática que nos corroe y debilita como sociedad. Poner luz a la oscuridad existente, dar voz a los que sufren en silencio, hablar de ello, en definitiva, es de vital importancia”. En ese sentido, De Oro considera que “como decía Novalis, el gran poeta romántico alemán, ahí donde está la infancia se encuentra la edad de oro. Teniendo en cuenta que la creatividad está tan íntimamente ligada a conectar con esa infancia, siendo conscientes también de que muchos de los desafíos que tenemos como sociedad serán resueltos desde una mirada infantil, es decir, amorosa y empática, es entonces una obligación no solamente proteger la infancia, sino también salvaguardarla del mal”.
“Cartas sobre la mesa” es la tercera campaña consecutiva que Ogilvy Barcelona crea de forma altruista para la Fundación Vicki Bernadet. Tanto el spot como la cuña se están difundiendo en televisiones y radios de ámbito nacional y local y en las redes sociales de la entidad.
Tres víctimas que rompen el tabú
“El abuso sexual infantil se caracteriza por el secreto y el silencio impuesto a la víctima. El niño o niña no puede saber que lo que está ocurriendo es algo que debería denunciar. Tiene miedo y confía en su abusador porque es un adulto de su entorno de quien se presupone recibirá atención, afecto y cuidados. Así, la víctima requiere de un proceso de maduración y reflexión personal para saber que lo que vivió es algo que no les pasa a todos los niños, que está mal y que el culpable es una persona a quien le une un vínculo de afecto. Este proceso suele darse en la edad adulta, que es cuando las víctimas se atreven a denunciar lo que vivieron”, explica Noemí Pereda, doctora en Psicología y miembro del Patronato de la Fundación Vicki Bernadet.
Nuria Calero sufrió abusos sexuales a manos de su padre cuando era tan solo una niña. Una experiencia que, por desgracia, volvió a revivir cuando su hija también los experimentó a manos de su padrastro. “Me siento culpable por pensar que, como ya me había encontrado con un monstruo, tenía que centrar toda mi atención y preocupación en proteger a mi hija de él. Nunca imaginé que fuera posible hallar un segundo monstruo en esta vida, igual o peor que el anterior. Enseñemos a los niños que los verdaderos monstruos que se pueden encontrar en su vida no son como los de los cuentos, ni como los de las películas. Los monstruos de verdad no son físicamente diferentes a nosotros, ni son gigantes, ni son verdes”, expresa a lo largo de su testimonio.
Por su parte, Carles Castells sufrió abusos sexuales a los 10 años, pero no logró contar lo sucedido hasta los 47. “Muchos creéis que la mayoría de los abusos sexuales infantiles se viven lejos de casa, por monstruos desconocidos que podemos llegar a controlar. Pero la realidad es que la mayoría de los abusos se cometen en el entorno de confianza del niño o niña, por familiares y referentes. Un dato escalofriante que, personalmente, me preocupa y que me viene a la mente cada vez que escucho eso de: ‘en mi casa no pasará’”, narra.
Igual que Nuria y Carles, Mercè Pàmies (vídeo de su testimonio aquí) sufrió abusos sexuales cuando era menor y en su testimonio rememora el cambio que experimentó a raíz de la traumática experiencia al expresar que, hasta el instante antes del primer abuso sexual, era “una niña alegre. Cambié de repente. Después de sufrir el abuso me sentía desconcertada, atrapada, triste, sucia, sola… Y lloraba, lloraba mucho, en silencio. Crecí con miedo. Me sentía vieja, fuera de lugar, examinada, tonta… Todo parecía tan normal, y no lo era. Y frente a esta situación, la ignorancia absoluta de los hechos por parte de las personas que cuidaban de mí”.
Para Vicki Bernadet, fundadora de la Fundación que lleva su nombre, la aparición de tres testimonios reales en la campaña supone “un gesto de generosidad y valentía, pocas veces reconocido y valorado por todo lo que representa. Romper el silencio a nivel colectivo es necesario, pero no menos necesario es recordar y reconocer que es un proceso complejo para cualquier víctima”.
Seguiremos comunicando…