Aún no ha cumplido cuatro meses de vida y El periódico de España ya ha pasado por las manos de dos directores y dos subdirectores. El pasado 11 de octubre, Javier Moll, presidente de Prensa Ibérica, presentaba ante la prensa su nueva apuesta: el primer diario a nivel nacional del grupo que dirige. Lo hacía presumiendo de un equipo que tenía como estandarte “la verdad” y su apuesta por la información “centrada en lo político y avanzada en lo social”.
Sin embargo, una línea editorial demasiado cercana al Gobierno acabó de manera repentina con el mandato más corto de Fernando Garea –hoy cerca de sumarse a las filas de El Español– al frente de un periódico. Tres meses después de su nacimiento, la dirección de Prensa Ibérica destituía al periodista que había dejado la subdirección de El Confidencial para formar parte del nacimiento de este diario nacional.
Pocos días después, Iolanda Mármol, la que era su segunda de a bordo, también ha abandonado el barco. Lo ha hecho para convertirse en la nueva directora de coordinación informativa de la Secretaría de Estado de Comunicación. Una salida que ha borrado cualquier resquicio de la idea inicial que Prensa Ibérica había imaginado para su gran apuesta tras adquirir el Grupo Zeta. Hoy, su puesto lo ocupa Rafael Méndez, quien volvió a la prensa escrita de la mano de esta cabecera tras cerrar su etapa en El Confidencial.
Descontento en Prensa Ibérica
La dirección optó por el despido de Garea por su descontento con la cercanía de la línea editorial de EPE con el Gobierno de Pedro Sánchez, una postura que no correspondía con la línea editorial del grupo de Moll. La noticia no fue bien recibida por buena parte de la redacción, incluida Iolanda Mármol que mostró su descontento con la decisión.
Ahora, se confirman parte de las sospechas de la dirección de Prensa Ibérica después de la marcha de la periodista rumbo a Moncloa. Un nuevo puesto con el que defenderá al Gobierno de Sánchez desde la Secretaría de Estado de Comunicación.
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