En la Tierra a viernes, enero 10, 2025

‘Oda a los periodistas sin periodismo’

Gran expectación ha causado entre la profesión el artículo publicado esta mañana el editor de Nuevo Digital Javier Monjas titulado ‘Oda a los periodistas sin periodismo’. Por su interés reproducos el texto.

 No acaba de amanecer y ya los pequeños talibanes del cainismo buenista triunfan en la cheka del sectarismo y la moralina mientras toman los cuarteles de la Montaña a golpe de populismo bolivariano de izquierda bananera y banalista. Es su patria la tierra baldía de los periodistas huecos, de los periodistas rellenados, la secta de los reponedores de soponcios en el todo a cien de la España del talante, heredera admirable de los toreros paseíllos a las tapias y los teras de paseo.

Únicos dioses de la incólume trinidad carpetovetónica del padre, hijo y espíritu santo, los periodistas sin periodismo funcionan bandas, sueñan con quienes se defienden cuotas y, a falta del campo abierto de la información, deforman las cosas y dividen el campo en un Nosotros y Ellos donde, liróforos celestes de la cachira, glosan en cuanto se levanta el sol como marionetas de los grandes hermanos que les ponen cabezas y después se las quitan, leen la consigna y tal es la insignia del día, lo que diga el comité central independiente en el panfleto de la mañana o el triste y condenado muecín en la oración del ocaso.

Si hay que linchar, son los que más linchan; si hay que gritar, son quienes más gritan; si hay que callar, callan y callan. Como los reyes sol nacían reyes gracia divina, otros nacen emperadores gracias sobrevenidas y bajopedidas, victorias sin la más mína escaramuza previa, cachorros del destino en lo universal, los mandamases la gracia supina de las orejeras y los cepillos de lomos en caña, comida sin alento, despojos corrompidos el aire viciado, polvo que se lleva el tiempo mas polvo envilecido las memorias históricas que les salvan del vacío.

Su g es el de las grandes palabras y sermonean con poderes populares de nuevos periodismos con números de versión pero sólo piensan en la única versión de los asentientos, consentientos forzados bajo el restallar de un correaje de prietas las filas del clan, muñecos rotos a los que llega la lejana energía del enchufe de lejanas nomenklaturas en pleno enriqueciento al asalto de su parcela, de preescolares a doctorados sin pasar la humildad de quien informa poniendo lo más tante delante, lo menos, detrás. Y después calla.

Evosmorales del periodismo, los periodistas sin atributos comen entre ofuscadas salivaciones de verdades de beatas seguras con la cercanía del capellán y, entre una reducida turba de rémoras de monaguillos, dormirán después como galeotes estabulados quienes nombran cónsules a sus caballos y con ellos cuadran sus cuadras de periodistas mientras sueñan como benditos la purga necesaria entre los fachas que no tienen tan claro lo de los buenos y lo de los malos.

Pistoleros a sueldo, examinados de la camarilla para ganar méritos, la nueva nomenklatura periodística destila la excrecencia del periodismo de tertulia de saldo en una redoma vacía, y ni sabe que existen quienes hacen guardias frente a puertas o cogen aviones para contar lo que vean, horas y días de notas para cuarenta y cinco segundos o cinco párrafos o dos páginas de lo que vieron mientras allí estaban, esos que terminan dando explicaciones a los becarios de las manchetas.

Son el fondo de armario del sectarismo de la España maldita y negra, sombreros con cabezas y agujeros para las orejas, juramentos al rey sol que más calienta los óbolos de la secta, el periodismo de lo que conviene frente a la humildad de lo tante, del hecho al dicho, un agitprop de militantes disfrazados de periodistas cool y futuros académicos de requeté progre, los últos petardos sesentayochistas.

Oda a los periodistas que nunca existieron, los periodistas sin periodismo que nunca vivieron ni llegarán a vivir como periodistas, parias de la prensa, la famélica opinión de una profesión muerta el ataque de los copiaypegamoides de diseño, peluches del sistema, escaladores de las sas de un doctrinarismo incendiario de botellón, oh, jacobinismo servil… oda quienes cambiaron el nervio de las rotativas el tío vivo de los rotados, quienes escriben con tinta invisible como reyes desnudos que pasean despachos donde se calla y donde ya ni se disula ni se aparenta.

Javier Monjas
Editor de Nuevo Digital

PUBLICADO EN LIBRODENOTAS.COM

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