En España, en el sector del transte se quema más del 60% de todo el petróleo consumido en nuestro país. De la totalidad de la energía consumida en dicho sector, el tráfico rodado consume cerca de un 80%. El enorme progreso de las tecnologías ha permitido que los automóviles que hoy se conducen incluyan una serie de elementos que velan la seguridad de los ocupantes.
La conducción eficiente afecta a la seguridad y sus principales enseñanzas son las siguientes:
Mantener una distancia de seguridad superior a la habitual, para tener mayor tiempo de reacción en caso de incidencias en el tráfico.
Mantener una velocidad media constante, para reducir la velocidad punta que puede llegar a alcanzarse en un determinado recorrido.
Conducir con anticipación y previsión manteniendo siempre un adecuado campo visual.
Existen estudios reañizados en Europa, que demuestran la efectividad de este tipo de conducción, donde se reducen notablemente las cifras de siniestralidad en accidentes de tráfico.
Según ha informado el Diario de León, el Eren ha organizado cursos teóricos y prácticos para ahorrar carburante y reducir la contaminación y los riesgos en la carretera tanto en turismos como en transte profesional. Un centenar de conductores acaban de recibir en León estos cursos de eficiencia al volante, a través de la iniciativa que desarrolla el Ente Regional de la Energía dentro de la Estrategia de Eficiencia Energética de España.
El resultado del curso es el siguiente: cuanto más larga sea la marcha con la que se circula, enca de un míno de revoluciones, menor será el consumo de carburante; y además a mayor cilindrada mayor pacto en el consumo.
Las principales claves a tener en cuenta son éstas:
En pruebas realizadas, se ha comprobado que circulando lo más posible en las marchas más largas se obtiene un ahorro del 20% en el número de cambios realizados, lo que significa un ahorro en el uso del embrague, de los frenos, de la caja de cambios y del motor.
Se logra también un estilo de conducción menos agresivo, basado en la anticipación y en la previsión, que repercute en un menor grado de estrés para el conductor, y en una reducción del número de accidentes, como indican las cifras de los países europeos en los que está plenamente plantada la ‘conducción eficiente’.
Tenemos que mantener la velocidad de circulación lo más uniforme posible.
En los procesos de aceleración, cambiar de marcha, entre 2.000 y 2.500 revoluciones en los motores de gasolina. Entre 1.500 y 2.000 en los motores diesel.
En los procesos de deceleración, reducir de marcha lo más tarde posible.