La denominación de ’empresa socialmente responsable’ no sólo plica a aquellas entidades con proyectos sociales y medioambientales fuera de sus funciones puramente corativas, sino que involucra de tal forma a las empresas que obliga a que éstas sigan criterios sostenibles en la totalidad de su estrategia. Por este motivo, cada vez se oye más entre las compañías el término de ‘compra responsable’, una actividad que favorece el desarrollo de los países de origen y de sus entornos ecológicos, y que plica de igual forma a compañías, subcontratas y proveedores.
Como hace tiempo aseguraba la directora general de Aquiles España y Portugal, Carmen Molina en el IV Ciclo de Encuentros Forética sobre ‘Compras Responsables’, ‘no podemos ser socialmente responsables si nuestros proveedores no lo son’. Esta afirmación cobra mayor tancia en un mercado con un número creciente de subcontratas y proveedores externos que surten a las empresas para la puesta a punto del producto final. Sin embargo, la delegación de ciertas competencias productivas no plica que las empresas titulares se desinhiban de sus responsabilidades, práctica desgraciadamente habitual. Todo lo contrario, tienen que responder de ellas y de su actividad para contribuir al desarrollo justo y sostenible de la sociedad en la que operan y en aquellas que tienen como fuente de materias pras.
A veces, el poco tiempo para gestionar estas certificaciones, la falta de interés o de conociento hace que las compañías acudan a las empresas de servicios más populares o a las habituales sin tener en cuenta si siguen criterios éticos y sostenibles. Por este motivo, empresas como la citada Aquiles se dedican a supervisar y auditar a proveedores para certificar su actividad y ofrecérsela a grandes entidades que requieran de sus servicios y exijan cierta ética en las mismas. Pero sin necesidad de recurrir a un interlocutor, existen normas como
Así, el fabricante de productos de consumo y alentación, Unilever, ha confiado en
Pero muchas veces, las acciones en materia de RSC que llevan a cabo las empresas se ciñen a dotaciones económicas para los países subdesarrollados o a la plantación de árboles en zonas en proceso de desertificación. Sin embargo, en ocasiones se olvida que estas acciones ‘responsables’ pueden iniciarse en el mismo momento de la adquisición de la materia pra, evitando posteriores remiendos. En esta línea, Leroy Merlín España, cadena de grandes superficies de decoración, bricolaje y construcción, acaba de anunciar su incoración a ‘WWF Grupo
Al igual que durante años se ha castigado en el mercado a marcas detivas o de ropa sus prácticas abusivas en la fabricación de sus productos, la explotación infantil o el exceso de horas de trabajo pésamente remuneradas, el reto de las empresas y de los medios de comunicación es dar a conocer este tipo de medidas y estrategias socialmente responsables para que de la misma forma que las malas prácticas, éstas sean en igual medida recompensadas.
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