Cuidado con las palabras. En manos de Zapatero, vienen cargadas el diablo. En boca de Zp, los términos suelen cambiar de significado como algunos de sexo. Decente. Dice la Academia que equivale a justo, a honesto, a lpio, fijar tres significados que se suelen manejar en la calle.
Una España decente sería una España justa si todos los españoles estuvieran en situación de igualdad, algo que ha sido negado el Estado de las Autonomías, que han sembrado una profunda desigualdad en salarios, en derechos, en obligaciones, o en el acceso al agua.
Una España decente, en el sentido de lpia, sería aquella que tiene acceso a los recursos hídricos igual, más que nada lavarse y regar el jardín, que son dos condiciones de la decencia, al menos de la decencia estética e higiénica básicas.
Una España decente es la que persigue la administración de sedaciones arbitraria, es decir, la que no bendice las actuaciones contraindicadas del doctor Montes. Una España decente es aquella España que no se alía en el mundo con lo más indecente del planeta, que son los Castro, Chávez, Ahmadineyad y otros pájaros de cuenta.
Dice Zapatero que lo decente es redistribuir la renta. Claro, si eso es decencia, el que más reciba será el más decente, y miro a Chávez, o a la Extremadura subsidiada que de tanta decencia lleva décadas poniendo la mano para adecentarse con los dineros de otras regiones.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA