Hace unos años, cuando el banco naranja llegó a España, le comentaba a muchos de los bancarios de nuestra querida España, cómo iban a ser capaces de mantener en sus entidades cuentas que servirían como puente para que la pasta se marchase a otros ‘bancos'. La pasada semana Manuel Fernando González, hablaba del banco naranja, y se adelantaba a la inyección de pasta y liquidez que le han metido los holandeses. ¿Dónde está la pasta? Porque si no sirven para prestar el dinero ahorrado en los otros bancos, si no pueden ayudar al interbancario, si no se fían… ¿dónde está la liquidez de ING, el otro banco?
Hay que tener cuidado con las alarmas que se puedan generar en un mercado que hoy te lleva al cien, y mañana te arrastra al cero. Pero temo los ahorros de mis hijos, que no deben ir más allá de los 2.000 euros per capita, y que están depositados contra mi voluntad en el otro banco.
Y qué curioso un banco destinado a no cobrar comisiones, a llevar el cero genérico en todas sus operaciones, y que necesita que le inyecten dinero de todos los holandeses. Qué curioso. Y qué curioso, que habrán oficinas cuando su política es el de la potenciación de la banca telefónica, o sea sin oficinas y lo virtual. Está claro que o se cree o no, pero las medias tintas…
Esto es como lo de Zapatero y los Presupuestos Generales del Estado, tendrán que cuadrar con la pasta que se va a llevar el PNV, sí o sí. ¿Es esto solidaridad? Es repugnante. Y, menos mal que estamos en un momento de crisis que desaconseja este tipo de operaciones. Como las otras.
A volar con IBERIA…
Pedro Aparicio Pérez
DIRECTOR DE PRNOTICIAS.COM
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El Topo nos cuenta:
ING, de la necesidad virtud
La recapitalización de más de 10.000 millones de euros (sí, algunos más de los que se han contado) en ING parte del Gobierno holandés tuvo entretenida a la alta dirección del banco el pasado domingo 19. Pero no crean que los motivos que parecen obvios, que la decisión estaba tomada y efectuada desde el vies, aunque se tapó 48 horas para no contaminar al mercado. Qué va. Lo que preocupaba era que algún medio interpretara la realidad: que la entidad está en una compleja situación y que los depósitos peligran. Pero claro, como gran anunciante de todos ellos, sólo hubo que descolgar el teléfono y pasar la voz. Y así, donde algunos decían ayuda pareció fortaleciento y la expresión asegurar la solvencia reemplazó a evitar la quiebra en más de uno.