La atracción de investigadores hacia España para elevar el nivel de la I+D+i en nuestro país fue una de las prioridades del programa Ingenio 2010, anunciado a bombo y platillo Zapatero en junio de 2005. Apoyado todos los agentes administrativos, sociales, científicos y económicos españoles, Ingenio 2010 fue calificado de últo tren para igualarnos a Europa en la I+D+i, capítulo en el que estamos demasiado atrasados. Ingenio fue concebido como un plan paraguas para pulsar todas las reformas necesarias. Y se han realizado muchas, pero hay una olvidada, que aumentaría el número de investigadores españoles, sin tener que acudir a la pompa de la atracción de cerebros a España. Es la reforma de la normativa referida a la contratación de investigadores en la administración, que denuncian científicos del CSIC sin que nadie les haga caso.
Si un licenciado español desea hacer la carrera científica en España debe estar diez años trabajando y haciendo méritos. Pero al final no tendrá la certeza de obtener una plaza, ni aun habiendo cumplido todos los requisitos con trabajo y esmero. El problema es que pasan de contrato a contrato, sin la seguridad del próxo. Tampoco la tienen sobre la convocatoria de plazas para los puestos que ocupan, aunque su contratación demuestre la necesidad. Y si las convocan, cabe la posibilidad de que la obtenga opositores de otros centros, incluso de otros países.
El tirón lo aguantan biólogos u otros titulados entre los que cunde el paro. Los ingenieros industriales, físicos, informáticos o ingenieros de telecomunicaciones terminan aceptando los contratos que les ofrecen desde las empresas privadas. Aducen que no pueden realizar un proyecto de vida y abandonan. Y esos titulados son exactamente los necesarios para investigaciones avanzadas como la robótica o la requerida para el desarrollo de las energías alternativas.
Los científicos de ciencia y tecnología del CSIC me han explicado que en otros países, como Alemania o Estados Unidos, se asegura el puesto a quien lo ocupa tras un contrato de cinco años, tras una evaluación de méritos. "Pasan a ser investigadores permanentes si en la evaluación se constata que han cumplido todos los méritos, mientras que en España quedan al libre albedrío de que su plaza salga o no a concurso público, no se sabe en que fecha. Necesitamos investigadores permanentes que mantengan la investigación que desarrollan". Por eso somos escasos en científicos.
SUSANA BLÁZQUEZ, PERIODISTA