24 de marzo. Las redactoras y los redactores de ABC somos unos cobardes, unos mierdas que no servos ni para defender nuestro propio puesto de trabajo. Nosotros nos hemos creído siempre el ombligo del mundo, que éramos perfectos, con capacidad para juzgar a los demás y que nada nos podía afectar. Nosotros hemos vivido muy bien hasta ahora con un buen convenio colectivo que hemos parasitado del esfuerzo de otros, y en los momentos actuales, en los que la empresa nos ha puesto en el disparadero de defenderlo nosotros mismos utilizamos la táctica del avestruz: escondemos la cabeza en la tierra y lloriqueamos para la "hiena" se coma a nuestro compañero/a, a ese/a que acompañamos en su boda, que hemos visto nacer a sus hijos, que se ha alegrado con nuestras alegrías y que ha llorado con nuestras penas. A ese que le den, mientras no me toquen a mí. No nos ta nada con tal de que no nos toque a nosotros.
Y los peores de todos son nuestros compañeros y compañeras de los preros momentos, de cuando empezamos nuestra vida laboral, con los que compartos trabajos y sufrientos y que ahora, que tienen un carguito, se consideran más empresa que los propios accionistas y justifican una sangría laboral sin precedentes. Que son los que nos amenazan y nos mienten (tú no estás en la lista) para que no nos movamos, para que no rechistemos ante esta barbarie empresarial.
Ya lo dice el refrán que "si quieres conocer al personajillo dale un carguillo". Pero a esos "cerdos" también las llegará su sanmartín. Porque esta es la prera "caza de brujas" en ABC, pero como le salga bien a la empresa habrá otras muchas más y en un par de años éstos que ahora se esconden cobardemente serán las próxas víctas.
Y qué decir de un general que no sólo no defiende a sus soldados sino que además da la orden de que los masacren. Creo que sobran las palabras.
Sólo me queda recordar los versos atribuidos a Brecht:
Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio, que yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
que yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
que yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
que yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
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