En la Tierra a domingo, noviembre 24, 2024

LA COMUNICACIÓN DEL PRESIDENTE ES EFICAZ E INTELIGENTE

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En “The world is curved, hidden dangers to the global economy”, el economista y consultor David M Smick ya avisaba de que “lo de las hipotecas subpre” era sólo el comienzo y que, la que se nos venía enca iba a ser tremenda: me refiero a la crisis económica, supuesto.

 

Aunque sea a posteriori, siempre es interesante leer a alguien que, con antelación, predijo la crisis económica en que nos encontramos. Y eso que, en sus propias palabras, todo lo que él hace es seguir la estela de otro gran columnista y mente preclara del New York Tes, Thomas Friedman quien, en 2005 describió el fenómeno de la Globalización con su obra “The World is flat”; mucho antes de la crisis.

 

Quizá sólo se trate de que, como estos autores son norteamericanos y la crisis estalló originalmente en los Estados Unidos, ellos tienen unas mentes más preclaras que las nuestras. Al menos, creo firmemente que ellos ven las cosas con mayor objetividad que, ejemplo, nuestro nuevo Secretario de Estado de Economía, señor Campa, quien en una entrevista al diario económico Expansión afirmaba que “construcción y turismo sacarán a España de la crisis”. Para mí, establecer una analogía sple, esa afirmación sería lo más parecido a pedirle a un pirómano que se dedique a tareas de reforestación.

 

Han sido precisamente la construcción y, ahora, el turismo, los dos sectores que están haciendo que la economía española entre en barrena. Parece que nuestro nuevo Secretario de Estado de Economía no ha aprendido de las lecciones que nos enseñan las distintas burbujas económicas que hemos vivido en los últos veinte años. Más de lo mismo (albañiles y turismo barato de sol y playa) no nos va a sacar de la crisis económica, en mi humilde opinión. Aunque den votos.

 

Creo firmemente que, tan sólo un cambio radical de modelo productivo nos puede sacar de la crisis. Y, junto a ello, aumentos de productividad, mayor competitividad, reformas estructurales en la economía, mayor generación de valor añadido y aumento de las extaciones. Todo ello junto, sí nos saca de la crisis. Pero para hacerlo, hace falta tener voluntad política, coraje y, sobre todo, tener menos miramientos hacia la comunicación, menos ganas de perpetuarse en el poder y tener una voluntad decidida de poner el interés nacional enca de los intereses partidistas. Pero claro, se está muy bien, y se vive muy bien en el poder.

 

Estamos ya casi de vacaciones y el diálogo social, desgraciadamente, ha saltado los aires. Por supuesto, la culpa no la tiene el excelente talante de Zapatero, ni la visión estatalista (para mí, estalinista) de los sindicatos de clase. La culpa la tiene la patronal, la CEOE, en quien Zapatero ha encontrado el perfecto chivo expiatorio, o cabeza de turco, a quien culpar de todos los males de la patria. Era obvio, para cualquier experto en comunicación, que las cosas iban a discurrir estos derroteros. En un país de mileuristas, donde el 70% de la población activa ingresa una media de 24.000 euros al año, “los culpables” son siempre la derecha, la patronal, los ricos y los directivos. Aunque se trate de demagogia sucia y barata, la realidad es que esa estrategia funciona bien y, mucha gente, “compra” el mensaje.

 

Zapatero sería un excelente dircom

 

Zapatero es un maestro en comunicación y, pienso sinceramente, si algún día deja de ser Presidente del Gobierno, debería ser director de cuentas de alguna gran agencia de relaciones públicas. En una economía donde los únicos que crean empleo son los empresarios, Zapatero se las apaña para que la opinión pública (la de su pesebre, claro, que es la que inclina la balanza a su favor en las citas electorales) piense que los culpables de la crisis son los empresarios. Aquí nadie se pregunta si este gobierno que no ha hecho los deberes desde que tomó posesión vez prera, en marzo de 2004 tiene algo que ver con que en España la tasa de paro alcance el 18% (EPA de julio de 2009), más que doblando la media europea. En cualquier país del mundo desarrollado y/o emergente, se pondrían todos los medios para ayudar e incentivar a los que tienen el talento y los medios para crear empleos (que es la mejor política social: dar empleo al que no lo tiene). En España, en cambio, a los empresarios se les demoniza, se les acusa de todo lo malo y, si es posible, supuesto, se les fríe a puestos. Eso sí, la tasa de paro, en Andalucía, ya alcanza el 25%. ¡Y en América se angustian con el 9,5% de desempleo!

 

Zapatero, motivos ideológicos no ha querido hacer ningún cambio económico en España desde 2004 y, eso, nuestro país es el que más sufre la crisis y será el últo de Europa en salir de ella. Tiene razón Rajoy cuando acusa a Zapatero de haber vivido de las rentas y de la inercia, en materia económica. Los grandes cambios a mejor, los que nos llevaron a tener el mayor número de cotizantes de nuestra historia (20 millones de españoles con trabajo) los hizo el equipo económico de José María Aznar entre 1996 y 2004.

 

Las recetas son básicas para salir de la crisis, son de sentido común. En España necesitamos más emprendedores y empresarios, y sobran funcionarios. Eso supone una reforma educativa seria, de las que lleva años plementar exitosamente, con o sin consenso.

 

España necesita extar más, mucho más. Y, para ello, hace falta producir bienes de mayor valor añadido. Lo cual plica un cambio radical de nuestro modelo productivo: y en sentido contrario al que propone Campa.

 

España necesita más movilidad social y geográfica y una mayor flexibilidad laboral. Tiene gracia: en Estados Unidos, los empresarios, cuando acaban su carrera, “se meten a políticos” (también los actores, como Reagan o Terminator, hoy Gobernador de California); así lo están haciendo las ex CEOs de HP, Carly Fiorina (que se presenta como senadora California) y de Ebay, Meg Whitman (que se presenta a gobernadora de Californa), ambas el partido republicano. Por contraste, en España un pintor nace y muere pintor y, pobre de él (o ella) si quiere cambiar de empleo o profesión, que entonces es tachado de traidor sus compañeros de oficio. En los EEUU, en la economía más dinámica del mundo, hoy trabajas en un McDonald’s y mañana eres broker en Wall Street, o viceversa. Y no pasa nada: mejor aún, está bien visto, gracias a su pragmática ética del trabajo. En España, pran las apariencias y “lo tante”, aunque te mueras de hambre, es tener carrera universitaria.

 

El sector de la construcción ya le ha restado casi un 3% al PIB nacional y, sin embargo, el Gobierno se empeña en seguir querer reactivándolo con su Plan E de creación de empleo local. Y seguos con el turismo barato de sol y playa, modelo agotado frente a otras opciones turísticas más atractivas del extranjero, con más valor añadido. Sin embargo, el Gobierno aprobó recientemente un paquete de inversión de 1.000 millones de euros para revitalizar el turismo: supongo que el gobierno esperará ver los frutos de estos planes a futuro y a medio plazo, que la campaña turística ya está en marcha (estamos a 31 de julio; queda poco verano, tanto) y los mil millones no van a dar réditos de manera inmediata.

 

Que el actual rumbo de la política económica del Gobierno no es la correcta lo denotan dos datos. Por un lado, que el Gobierno pretenda subir los puestos. Esta misma semana, el mismo secretario de Estado de Economía Campa que quiere revitalizar la construcción y el turismo, declaraba que, cara a los Presupuestos Generales del 2010 habría que replantearse todos los puestos, incluidos aquellos que, como los especiales, ya han sido elevados. Por splificar las cosas, puesto que al Gobierno, que no para de gastar tontamente y sin criterio, no le salen las cuentas (acabaremos el ejercicio con un déficit público del 10%, muy enca del 3% permitido el Pacto de Estabilidad), sólo se le ocurre ponerse la capa de Robin Hood y gravar aún más a aquellos que producen algo. Eso sí, las contradicciones son evidentes: ¿qué puestos va a subir cuando la recaudación no para de bajar, fruto del parón de la actividad económica? Los últos datos, de ayer, dicen que la recaudación del IVA (reflejo del consumo) se ha reducido en un 35%; y los puestos de Sociedades y el IRPF en el entorno del 20%. Con cada vez menos empresas ganando dinero y con menos personas con trabajo, no sé a quien le van a subir los puestos. Y, con un consumo que, según datos del Banco de España también de ayer mismo, se reduce en un 6%, no entiendo qué IVA van a aumentar…

 

El propio Banco de España, que pide reformas estructurales en la economía, como las que estamos proponiendo aquí, actuaba como notario y levantaba acta de que el PIB, en el segundo trestre (medición interanual) se reducía un 4% (el Gobierno prevé un 3,6% de decreciento para el conjunto del año, así que vamos mal); y la reducción en este trestre con respecto al anterior era del 0,9%. Menudos brotes verdes.

 

Y la tasa de paro, aumentando. El propio Secretario de Estado de Economía declaraba hace poco que temía que, en septiembre, cuando los efectos sobre el empleo del Plan E dejen de notarse, el desempleo repunte. Desgraciadamente, cualquier analista sensato piensa que el últo cuatrestre del año va a ser un auténtico desastre, desde el punto de vista macroeconómico y, tanto, para la vida de las empresas, las familias y los individuos (individuo es sinóno de persona humana que sufre cuando le despiden, pierde el puesto de trabajo, se va al paro y empieza sufrir todo lo que eso significa).

 

Vayan a una oficina del Servicio Público de Empleo (antiguo INEM), cualquier día de la semana, entre las seis y las ocho de la mañana y entenderán lo que les digo: las colas de personas despedidas “que se apuntan al paro son kilométricas”. Lo sé que lo he visto en varias de ellas con mis propios ojos: cuando eres analista, lo mejor que puedes hacer, además de acumular datos, es procurar ver la realidad (escondida tras los datos) con tus propios ojos. Yo la he visto y aseguro que es dramática.

 

Más pragmatismo (y menos ideología y apego al poder), para salir de la crisis

 

Por eso creo que nuestro Gobierno se equivoca en el rumbo de su política económica. Es ideológica, y no pragmática. Y así no saldremos de la crisis. Da un protagonismo excesivo a los sindicatos en el diálogo social y demoniza a quienes crean empleo, que son los empresarios. Pero claro, bien sabe el Presidente del Gobierno que, entre los empresarios, cosecha pocos votos y, sin embargo, entre las masas sociales (y sindicalistas, liberados, funcionarios; etc, es decir, millones de personas) cae muy bien “esto de que los ricos/empresarios/directivos/explotadores, sean los malos de la película”. Es una comunicación tan eficaz como perversa.

 

Los planes del Gobierno para revitalizar la economía son pan para hoy y hambre para mañana. Lo que hace falta es un cambio radical de modelo productivo y económico en España. Cualquier economista sensato y listo y objetivo, en España, lo sabe. También lo saben en el propio Gobierno. Estoy seguro de que un ministro inteligente como Miguel Sebastián (y valiente, que hace falta ser muy valiente para enfrentarse a Alberto Ruiz Gallardón, en unas elecciones municipales: es obvio, cualquiera lo sabe, que las vas a perder) cambiaría de política económica, si pudiera y le dejaran. Solbes lo intentó y ya sabemos cómo acabó: con la jubilación forzosa.

 

Si la propia actual Ministra de Economía, Elena Salgado, reconoce que estamos viviendo la peor crisis de la historia de España (declaraciones de 30 de julio de 2009), ¿ qué no cambian su política económica? Pues no lo hacen que están sujetos a la tiranía de las urnas. Eufemismo con el que pretendo explicar que los socialistas sólo tienen un interés: perpetuarse en el poder. Y saben que, para conseguirlo, deben dar subsidios, disparar el déficit público, remozar cementerios con empleo barato, aumentar el número de funcionarios, tener muy contentos a los sindicatos y, supuesto, subir los puestos a los cuatro gatos que producen que, según dicen sus encuestas, son los que precisamente no les votan. Hombre, son listos, pero se les ve el plumero a mil kilómetros de distancia.

 

La Historia nos enseña muchas lecciones. Acaba de cumplirse el 50 aniversario del famoso Plan de Estabilización Económica de 1959. Desde el final de la Guerra Civil hasta esa fecha, España vivió en la autarquía económica y el ostracismo internacional. Y, el Estado, cierto, estaba casi en bancarrota. Entonces vivíamos en una dictadura, la de Franco y el Moviento Nacional (donde había mucho falangista) lo controlaba todo. Sin embargo, un grupo de economistas tecnócratas (llamados así su falta de adscripción ideológica; si acaso, sí religiosa, que varios eran miembros del Opus Dei) convencieron a Franco de que, con dicho Plan, España saldría de la crisis tan profunda en que estaba. Pero, para llevarlo a cabo, estos tecnócratas (entre los que se encontraba un economista joven, luego Gobernador del Banco de España con Felipe González, Luis Angel Rojo) se encontraron con la oposición…, ¿saben de quién? Pues de los falangistas, que preferían vivir su sueño autárquico de cuasi paraíso que, si bien a ellos les permitía seguir viviendo con sus prebendas, al resto del país le llevaba a la ruina.

 

Gracias al Plan de Estabilización de 1959, España salió de la autarquía y del ostracismo internacional y, sobre todo, nos abros al comercio exterior, que era lo que más necesitábamos. Curiosamente, antes de ayer decía Campa (Secretario de Estado de Economía) que también es esto lo que ahora necesitamos: aumentar las extaciones. En los años sesenta se produjo el milagro económico español y nos abros al mundo y empezamos a participar en organismos internacionales como el Banco Mundial o el FMI. Y eso le vino muy bien al país, y millones de emigrantes pudieron volver a España a trabajar y reunirse con sus familias, que ya España tenía algo bueno que ofrecerles. ¿Quién ganó la batalla entre falangistas y tecnócratas? Entonces, la ganaron los tecnócratas, para bien de todos.

 

Algo parecido debería suceder ahora: que los pragmáticos dentro el Gobierno (el que actualmente gobierna; ya me gustaría un gobierno con gentes como Rodrigo Rato, al frente de la economía, para sacarnos de nuevo de la crisis, como ya hizo en 1996) ganen a los ideológicos, para bien de todos. Cuando resulta que datos de esta misma últa semana de julio de 2009, de la Fundación BBVA un 17% de españoles piensan que pueden perder su puesto de trabajo a la vuelta del verano; cuando sabemos que, según el Euro Barómetro de julio que elabora la Unión Europea, los españoles somos los europeos que más tememos perder el puesto de trabajo (y eso que, nuestro mercado de trabajo es de los más rígidos de Europa); o que, según la Encuesta de Población Activa (EPA) de julio, el 40% de los jóvenes menores de 25 años no tienen ninguna perspectiva de encontrar un puesto de trabajo… ¡ el amor de Dios! ¿A qué están esperando nuestros actuales gobernantes para cambiar radicalmente su política económica?

 

Algunos amigos bienintencionados me dicen que soy demasiado pesista cuando me preguntan las perspectivas de la economía española, a futuro. El problema, para ellos, es que les contesto con una abrumadora cantidad de datos proveniente de muchas fuentes de información económica y demoscópica. Y los datos, como la realidad, son tozudos: en este caso, la política de comunicación del PSOE y del Presidente del Gobierno es muy eficaz e inteligente, cara a su electorado, en materia económica. Sin embargo, y al mismo tiempo, su política económica es un desastre y nos lleva a un precipicio del que, sin rectificaciones claras, rotundas, rápidas y a tiempo, tardaremos mucho tiempo en salir.

Jorge DíazCardiel

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