Ayer escuché en la radio al Secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, dando moral al país con los datos del paro de julio, que son positivos, aunque cortitos en términos de mejora centual (sólo un 0,58%), ya que seguos con el problemón de 3.544.000 parados en España.
Granado es un alto cargo socialista, responsable además de la política económica en el PSOE, y debe dar moral a la gente, es su obligación, como lo es gestionar bien la caja de la Seguridad Social y defender el sistema de pensiones. Estoy seguro que hace su trabajo bien, pero lo tiene difícil para dar moral al país. Lo cierto es que el paro sólo bajó en 20.794 personas en julio, aunque llevamos tres meses seguidos con descensos del paro. El Secretario de Estado y todos sabemos que este pequeño respiro se debe al Plan E del Gobierno, con sus numerosas obras municipales, al empleo estacional que crea el turismo, y a la recuperación del automóvil.
Granado reconoció que vendrá el otoño y volverán las duras, aunque para entonces el Gobierno hará nuevos planes y seguirán en marcha nuevas obras municipales.
Su optismo es encomiable, puede y debe seguir vendiendo optismo, pero la cruda realidad es que nos esperan muchos meses duros. La clave es el modelo de creciento que tenemos, ladrillo y turismo, que no podemos cambiar de un día para otro. Crea mucho empleo en la bonanza y los destruye a la misma velocidad en las crisis. Granado no puede cambiar eso.
Por cierto luego llamó un oyente y dijo (no sé si es verdad) que el empleo que se crea en construcción es para mayoritariamente extranjeros, ya que sólo hay un español cada cinco extranjeros en este sector. Sin comentarios.
PD) En ayuda del optismo de Granado, viene el índice de confianza de Nielsen que ayer daba una mejora de 6 puntos en la confianza de los consumidores en el últo trestre. Está en 78 puntos, 6 más que en marzo. Pero ese índice dice que mas de 90% de los españoles pìensan que estamos en una dura recesión, palabra maldita hasta hace un año, expresan miedo a consumir todavía en alto grado y temen mucho su empleo.
MIGUEL CIFUENTES, PERIODISTA