Las 72 horas transcurridas desde mis últas informaciones sobre el sucio escándalo de presiones e influencias que conforma el triángulo PSOELaviniaAemet, no parecen haber atado ninguna reflexión a algunos responsables de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) , ni tampoco a muchos de los miembros de la dirección socialista, aunque varios periodistas tenemos constancia de que algunos ministros (responsables de macroministerios) ya han tomado cartas en el asunto. Todos ellos, al unísono, parecen seguir empeñados en hacer buena la boutade que dijo en su día el poco lustroso político español, Vázquez de Mella, quién dejó como sello de su trayectoria la afirmación: “Yo en el error, ¡pero firme!” .
Esta es la máxa, el dogma, que sigue enfangando el navegar en este asunto de la Aemet, sobre cuya pista están ya al acecho periodistas de diversos medios y, también, numerosas emisoras de radio de toda España, que empiezan a recabar información sobre lo que está pasando, hartas ya de tantas llamadas y presiones de Lavinia. No deben olvidar en la Aemet que en las radios también trabajan periodistas que ya están al tanto de las ilegalidades de este concurso. Apunto: una reacción en cadena de las radios frente a ésta felonía, situaría a la Aemet en el tifón del que hablaba en mi últo artículo.
En ese artículo me referí también de soslayo al tema que, en gran medida, facilita que se den todo tipo de presiones, corruptelas y tráfico de influencias, en la adjudicación de concursos públicos: bien sean de la Administración del Estado, de la Autonómica o de la Municipal. Esto es, los concursos a la baja, ideados en su día con la intención de que el organismo que lo convocaba se ahorrase unas pesetillas, hoy unos euros. El resultado práctico de ésta medida es nefasto en tres direcciones, como vienen denunciando con reiteración asociaciones de pequeñas y medianas empresas. En prer lugar, que favorece a los grandes en un país donde más del 80% del empleo lo atan las pymes, y que el ahorro que esto supone para la administración: es calderilla. En el concurso motivo de éste escándalo, la diferencia entre Lavinia y la otra empresa que viene prestando el servicio, CDA, es de tan sólo 9.000 € al año, en un contrato de 200.000 € anuales.
Las otras dos perversiones que procuran los contratos a la baja son más graves y serias. La segunda perversión, es que la práctica ha demostrado que es la vía perfecta para meter de matute a la empresa amiga, a la que se quiere favorecer. Sólo hay que decirle que puje más bajo que las otras, ya que hay muchas fórmulas para abrir un sobre y que luego, en la apertura de plicas, esté perfectamente cerrado. Ello da pie a que muchos concursos se adjudiquen a empresas sin experiencia o sin capacidad para gestionar el servicio que se contrata, lo cual va en claro detrento de la calidad que le llega al ciudadano y, todavía peor, expande la idea en el mundo empresarial de que lo que ta es el dinero y no la calidad de lo que se contrata. La tercera perversión afecta a los funcionarios que intervienen en el proceso que obligados o voluntariamente (incluso en algunos casos poniendo el cazo), se pliegan a las presiones obligándose a vulnerar la legalidad (olvidándose que la oferta económica no da todos los puntos), y que luego intentan cubrir de mala manera, pensando que nadie las recurrirá. Aquí se ha recurrido la cacicada provisional a favor de Lavinia. De momento la Aemet, sigue sin responder… ¡¡¡Volvemos a la carga!!!
Pedro Aparicio Pérez
Director de prnoticias.com
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