Víctor de la Serna ha criticado el libro de José Díaz Herrera sobre el lado oculto de Pedrojota Ramírez. El periodista de El Mundo ha desvelado algunas presuntas inexactitudes de la publicación. José Díaz contesta en pr.
TRASNCRIBIMOS SU TEXTO ÍNTEGRO: Un tal Víctor de la Serna, actuando probablemente como la voz de su amo, e incluso como puede ser que hasta como estómago agradecido intentó hace un par de días en el diario El Mundo descalificar mi libro Pedro J. Ramírez: al desnudo. Venía a decir el susodicho señor que había encontrado alguna errata y que eso le restaba credibilidad. ¡Vaya Dios!
Aunque las erratas son, desgraciadamente, inevitables en los libros mucho esmero que ponga el autor en elinarlas, afirmar que Pedro J. es el único periodista español que metió medio de sus abogados en la cárcel a su compañera sentental ocasional, Exuperancia Rapú, hasta que cambió su declaración, cosa que no ha logrado ni el propio Silvio Berlusconi; que se inventó que su vídeo sexual era un asunto de los GAL y consiguió hasta que la Audiencia Nacional abriera un sumario al respecto o que tres Gobiernos hayan prevaricado presuntamente para que el niño tenga una piscina ilegal en la Costa de los Pinos (Mallorca) y otros centenares de arbitrariedades más no quedan desvirtuados, aunque el ínclito experto en tortillas de «chorizos y alubias» diga lo contrario.
Pero mire usted donde el tal De la Serna debió pensarse lo que hacía antes de meterse en camisas de once varas. En la página 235236 del libro El Mundo en mis manos, firmado don Pedro J. Ramírez se dice: «Era un día lluvioso y Juan Luis Cebrián y yo recorros juntos el itinerario de la manifestación, embutidos en gabardinas tan blancas como nuestros deseos, en compañía de ese viejo y querido periodista veterano que era el ex director de Informaciones Víctor de la Serna».
Como, según todos los manuales de periodismo se dice que el director de Informaciones fue Jesús (ya fallecido) y no Víctor de la Serna, me gustaría saber si el «gastrónomo y traductor» de El Mundo exigió a su director que rectificara este error o lo ha añadido a su curriculum. Y si él, tan presto en ver la paja en ojo ajeno e ignorar la viga en el de quienes le dan de comer, instó a Ramírez a que rectificara otros 36 errores más que se contienen en la citada obra o se calló, actitud típica de muchos mamreros y pelotas que pululan todos los periódicos. Por cierto, don Víctor, ¿quiere que hablemos un día de nazismo y de colaboracionismo con Hitler?
José Díaz Herrera