- La FAPE ha entregado al Ministro de la Presidencia un documento para recuperar el periodismo de calidad. No es el prer texto de este estilo que las agrupaciones de periodistas entregan al Ejecutivo, aunque con escaso o nulo éxito.
En estos últos años y con la crisis económica como justificación, han proliferado los despidos y se han reducido ostensiblemente las condiciones laborales. Y es que dos años después de que comenzaran los despidos masivos en todos los medios de Comunicación se ha demostrado que este tipo de declaraciones de intenciones poco pueden hacer detener la sangría de despidos que mantienen a más de 5.500 periodistas registrados como parados.
No obstante, parece que en la FAPE todavía tienen confianza en su utilidad. En su copa de navidad, la Junta directiva de la Federación le hizo entrega al ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui del manifiesto titulado Llamamiento a editores, periodistas, fuerzas políticas y sociales para recuperar el periodismo de calidad’, en que además hizo un llamado para que se frene la sangría despidos en los medios españoles. Por su parte, Jaúregui se comprometió a reanudar el diálogo con la con el objetivo de convertir a la Federación en interlocutor directo y permanente del Gobierno ante todo asunto relacionado con los medios y el periodismo. Presidencia del Gobierno y la FAPE mantendrán el prero de sus encuentros bilaterales en enero de 2011.
Interesante declaración de intenciones, pero lamentablemente desde que comenzara la crisis allá el verano de 2008, las asociaciones y federaciones de periodistas poco han podido hacer contener la avalancha de despidos y sobretodo la precarización de las condiciones laborales. EREs en ABC, El Mundo, El Periódico, RTVE, COPE y un sinnúmero de cabeceras regionales, recortes de derechos laborales en EFE, canales públicos autonómicos y la Agencia Colpisa, entre otros. Además de recortes puntuales de plantilla en diarios como El País o al Razón, son sólo algunos ejemplos de esta crisis.
Las propias asociaciones se defienden de esta inacción señalando que poco pueden hacer para influir en decisiones de empresas privadas. Precisamente ayer la propia presidenta de la FAP Elsa González evitaba hacer referencia directa a la protección de los puestos de trabajo parte de la FAPE, ‘llamando a la unidad de los periodistas, a agen de otros gremios más solidarios, para superar la difícil coyuntura que enfrenta el periodismo y abrir un horizonte más optista para el conjunto de los profesionales españoles’.
Desde los sindicatos de periodistas también se defienden señalando que sus colectivos han incidido directamente para reducir en casi todas las ocasiones la cifras iniciales de EREs planteadas las empresas y que las negociaciones en las que han participado han logrado mejores condiciones de despido y de indemnizaciones para sus compañeros.
Quizás tanto las asociaciones de periodistas como los sindicatos tengan razón en sus descargos, pero lo cierto es que estos colectivos hace mucho tiempo que dejaron de ser interlocutores válidos para el Ejecutivo y para las empresas que toman las decisiones de despidos. Y es que no es prera vez que la FAPE pide tener línea directa con el Ejecutivo. Ya lo han hecho con De la Vega con pocos o casi nulos resultados. Se ha planteado también de manera extraoficial la posibilidad de habilitar un observatorio a nivel nacional sobre el tema, pero de ello ya no hemos vuelto a saber. Tampoco está clara la unión que a nivel de las asociaciones y sindicatos de periodistas existe en España. Demasiadas interrogantes.
Seguiremos Informando…
LLAMAMIENTO DE LA FAPE A EDITORES, PERIODISTAS, FUERZAS POLÍTICAS Y SOCIALES PARA LA RECUPERACIÓN DEL PERIODISMO DE CALIDAD
Con más de 5.500 periodistas registrados como parados, los ajustes de plantilla, despidos, cierres o expedientes de regulación a la orden del día el últo caso el de CNN+, no exageramos si decos que la profesión periodística está viviendo una verdadera catástrofe laboral.
Las medidas que vienen aplicando los editores para afrontar la crisis están dejando en la calle a sus mejores profesionales, a los periodistas que se han formado precisamente para promover y sostener la pujanza de sus medios, en una quiebra del espinazo de la profesión que, sin duda, se paga en el presente y se pagará en el futuro.
Cuando nadie cuestiona que el periodismo es uno de los pilares indispensables de la democracia, la profesión tiene que enfrentarse a diario a numerosas trabas que plantean constantes dificultades al ejercicio del derecho a la información, y que se ven incrementadas con otros problemas circunstanciales, como el acoso que sufren los profesionales españoles en la crisis del Sáhara Occidental y que aún padecemos aunque solo viajemos como turistas.
Ante esta situación, la FAPE hace el siguiente llamamiento:
- A la sociedad, para que reflexione si quiere un futuro con libertad de opinión y de expresión litadas. Porque, y hay que decirlo con énfasis, los periodistas y los medios, vinculados a códigos éticos y deontológicos, son garantes decisivos de tales libertades.
- A los políticos, para que dejen de menospreciar nuestro trabajo con ruedas de prensa sin preguntas, declaraciones enlatadas, censura, prohibición de cámaras en los mítines e posición de cuotas en la información electoral.
- A los editores, para que entiendan el periodismo de calidad como un buen negocio y que la mercantilización abusiva del producto informativo sólo acarrea pobreza de contenidos, sensacionalismo, griterío e informaciónespectáculo y, además, envía a la sociedad el peligroso mensaje del todo vale.
- A los directores de los medios, para que defiendan a sus periodistas, respalden sus derechos de autor y apuesten el periodismo de calidad, promoviendo la originalidad y la formación en sus Redacciones.
- A las universidades, para que reflexionen sobre si aumentar los cursos de periodismo razones exclusivamente económicas es una contribución adecuada a la salida de esta crisis o ha llegado el momento de buscar un pacto entre todas para que se adapte la salida de nuevos periodistas a la oferta de trabajo.
- A los editores, periodistas y fuerzas políticas y sociales, para que alcancen un pacto que recupere el periodismo de calidad y frene la sangría laboral que han llevado a la profesión española a la peor situación de su historia.