La ministra Pajín ha dicho que “Las leyes están para cumplirlas” (al referirse a la absurda Ley del Tabaco) y los jueces dicen que ellos se ajustan “a las leyes que hacen los Gobiernos o los Parlamentos”. Bien. Pero las leyes están para cumplirlas… ¡si son justas¡ ¿Y si no lo son? “Son leyes justas dicen los juristas puros las que respetan y se sostienen en los Derechos Humanos aprobados las Naciones Unidas (ONU)”. Por contra son injustas las que no respetan esos Derechos, aunque sólo sea uno. ¿Y los jueces? ¿Puede un juez condenar y mandar a la cárcel a una persona basándose en una Ley injusta, aunque la haya hecho o aprobado un Gobierno legal?
Veamos algunos ejemplos de la Historia reciente:
El 1 de marzo de 1940 el Gobierno de Franco dictó la “Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo”. (Las penas iban desde la incautación de los bienes, la separación de cualquier empleo y de 20 a 30 años de prisión). Naturalmente era una Ley injusta, puesto que no respetaba e iba contra los Derechos Humanos. Sin embargo, los Ministros de aquel Gobierno saltaron rápidamente (ante las tímidas críticas) con eso de que “las leyes están para cumplirlas” y una vez que entró en vigor, los jueces, amparados en eso de que “no hacen las Leyes”, firmaron miles de sentencias condenatorias de masones y comunistas (si hasta admitieron un Tribunal Especial que se mantuvo hasta 1963). Señora Pajín, pues lo suyo es muy parecido. Ante una Ley que no es justa sólo cabe la insumisión cívica, no puede cumplirse una Ley que no respete los Derechos Humanos. Y a los jueces que estén convencidos de que una Ley es injusta sólo les quedan dos salidas: una, convertirse en cómplices de la injusticia, dos, marcharse a casa (¡sí, a casa, antes que firmar una injusticia!)
Otro ejemplo. El 7 de abril de 1933 el Gobierno alemán (¡ojo! salido de las urnas) aprobó la “Ley de Restableciento del Servicio Civil Profesional”, que no tenía otro objetivo que “lpiar” la Burocracia oficial de judíos y opositores a Hitler. Naturalmente era una Ley injusta, puesto que conculcaba derechos humanos fundamentales de muchos ciudadanos. Fue la prera de las que vinieron después en 1935 (las “Leyes de Nuremberg”) ¿Y qué pasó? Que ante las preras críticas los señores Ministros saltaron como lobos diciendo eso de que “Las leyes están para cumplirlas” y que sólo 12 jueces (sólo 12) se marcharon a sus casas, pues sabían que era una Ley injusta. (Le aconsejo, señora Pajín, que se lea la Ley alemana del 1 de agosto de 1938, sobre la alteración de Nombres y Apellidos, ya que parece ser que ustedes van ahí.)
Pero, bueno, como usted me resulta spática le voy a dar una idea (gratis, supuesto) que le puede plataformar a la Historia. Yo, en su caso, (y tomando como base la militarización de los controladores, bajo las dirección de su compañera de Partido y Ministra de la Guerra, señora Chacón) ahora mismo MILITARIZABA a los casi CINCO MILLONES del paro y ya militarizados los empleaba en lpiar todos los montes, las montañas, los ríos, las carreteras y las playas. ¡Vaya jugada! Por un lado le resolvía usted a su JEFE la pesadilla del paro y otro acababa usted con los fuegos veraniegos, que tanta ruina están atando. De nada. ¡Ah!, se me olvidaba, también debe leerse usted la Ley que entró en vigor en los Estados Unidos el mismo día que aquí entró la suya (1 de enero 1920 1 de enero 2011). Señora Pajín, favor lea.
AVERROES