Si hubo una manifestación tante el pasado domingo, fue la de Barcelona, donde el civismo de sus participantes superó con creces las previsiones de sus organizadores. Esta claro que la desprocionada carga de los mossos en la Plaza de Catalunya y los incidentes posteriores ante el Parlament catalán, vacunaron, a unos y a otros, para prevenir cualquier fallo. Ahora, solo falta que las propuestas mas razonables de “los indignados”, que las hay, encuentren en los partidos políticos una viabilidad práctica que nos saque a todos del marasmo en el que nos encontramos. A base de palos o de bañarse en las fuentes públicas como vulgares guarros, no se arreglan las cosas. Si también a Felip Puig, Conseller de Interior de la Generalitat, mas conocido entre “los apaleados” como Don Lpio, le caben estas cosas en la cabeza, estamos seguros que podremos no llegar a la situación en la que se mueve la sociedad griega dispuestas a asaltar el “Partenón” parlamentario como los franceses hicieron con la Bastilla un 14 de julio de 1789, configurando para la historia lo que después llamamos la Revolución francesa. Y aunque ahora todo es mas sutil, que para eso nacieron las redes sociales, no deja de resultar muy peligroso dormirse en la complacencia. o resguardarse tras las fuerzas del orden publico, que uno dispone de una mayoría de diputados confortable o absoluta. El futuro será de todos o de unos contra otros, algo que parece totalmente desaconsejable en pleno siglo XXI.
Manuel Fernando González Iglesias
Editor y Director